La historia de la provincia de Buenos Aires empieza cuando el Río de la Plata fue descubierto por la expedición del español Juan Díaz de Solís, quien buscaba un paso hacia las Indias Orientales y desembarcó en la isla Martín García en 1516.
Sin embargo, recién en 1820, luego de la primera Batalla de Cepeda que marcó el fin del sistema de centralización política y el surgimiento del federalismo de hecho en la Argentina, el Estado Nacional se disolvió y las gobernaciones e intendencias se desintegraron y fueron reemplazadas por las provincias.
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Con la disolución del Gobierno Nacional se inició el llamado “Período de las Autonomías Provinciales” donde cada provincia se autogobernó, sancionó su propia constitución y sus leyes, y manejó su economía.
Luego de que López y Ramírez exigieran la disolución de las autoridades nacionales y la formación de un gobierno representativo de la soberanía popular, un cabildo abierto se reunió el 16 de febrero de 1820, el cual dispuso la formación de una Junta de Representantes.
Esta Junta eligió gobernador de la provincia de Buenos Aires a Manuel de Sarratea, un político y diplomático que contaba con el apoyo de los vencedores.
La provincia en esa época abarcaba el territorio de la intendencia de 1772, excluyendo la parte de Entre Ríos y Corrientes, creadas en 1814, y la de Santa Fe, separada en 1815.
El área comprendía desde la Ciudad de Buenos Aires que era parte de la provincia de Buenos Aires, y lo fue hasta 1880, hasta Los Andes por el oeste y hacia el sur hasta los territorios de la Patagonia, Tierra del Fuego y las Malvinas.
Manuel de Sarratea entró en funciones el día 18 de febrero de 1820, convirtiéndose en el primer gobernador de la provincia y creando el hito para los festejos del bicentenario que se darán el año próximo.
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