Resulta difícil pensar en una estancia aristocrática sin inauguración, pero el castillo San Francisco en Egaña tiene condimentos de sobra para una seguidilla de anécdotas desafortunadas. Está ubicada a poco más de 25 kilómetros de la ciudad de Rauch, en el centro-este de la provincia de Buenos Aires. Conocela en fotos y curiosidades sobre su historia.
1) Su nombre verdadero
Se llama castillo San Francisco, pero se trata de un casco de estancia ubicado en las cercanías de la estación Egaña por lo cual toma como referencia dicho nombre.
TE PUEDE INTERESAR
Egaña es una estación ferroviaria ubicada en el pueblo homónimo, unos 15 km en línea recta al sur de la capital del partido: la ciudad de Rauch del Partido de Rauch, en la Provincia de Buenos Aires.
2) Fue edificado entre 1918 y 1930
La propiedad estuvo en manos de Eustoquio Díaz Vélez, arquitecto y prócer de la Revolución de Mayo. Los planos fueron elaborados por el propio Díaz Vélez y la construcción se realizó entre los años 1918 y 1930 por constructores y profesionales traídos desde la Ciudad de Buenos Aires y dirigidos personalmente por el arquitecto.
Luego, con la muerte de Eustoquio, la edificación perteneció a su nieto Eugenio, quien construía y modificaba con innovaciones producto de los frecuentes viajes que le permitían traer materiales de Europa. Entre ellos, el castillo fue adornado con estufas labradas y mármoles de carrara.
3) Sin cara ni frente
El exterior del edificio en Rauch encierra un curioso dato respecto a su arquitectura: la propiedad no tiene un frente definido. Todos sus lados cumplen la función de recepción, aunque a juzgar por las fotos existe una postal que revela siempre la misma cara como si se tratase de la principal.
Cabe destacar que, para cuando finalizó su construcción, se destacaba como una de las más grandes y lujosas mansiones rurales de la época. Comprenden su fisonomía unos 77 ambientes, 14 baños, 2 cocinas, galerías, patios, taller de carpintería, terraza, mirador y balcones.
4) No llegó a ser inaugurado
Aquí es donde empieza un trajín de desgracias para lo que pudo ser una vivienda esplendorosa y magníficamente sobresaliente, no solo de la provincia de Buenos Aires si no también del país. En 1930, Eugenio Díaz Vélez regresaba a la Argentina luego de lo que había sido un largo viaje por el Viejo Continente. En la víspera a la inauguración de la obra edilicia, su familia lo esperaba ansiosa con todos sus miembros (casi un centenar de personas presentes) en el Castillo San Francisco, pero un evento inesperado y desafortunado ocurrió.
Según ha precisado Daniel Burg, hombre que a hoy día mantiene una relación especial con la propiedad, ya que su padre Eduardo se hizo cargo del castillo en 1958 -que ya formaba parte del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires- cuando el cochero fue a despertar a Eugenio para continuar viaje, lo halló muerto. “Todos se encontraban en el castillo para inaugurarlo, aguardando que llegue Eugenio, pero lo que llegó fue la noticia de su fallecimiento en Barracas. Su cochero lo fue a despertar y estaba muerto”, rememoró.
Según cuenta el relato popular acerca de aquel acontecimiento, la familia huyó despavorida del castillo y ordenaron no volver a pisarlo, quedando así dispuestas muchas de las decoraciones indicadas para la inauguración.
El castillo se vistió de fiesta para una inauguración que no fue y así se preservó durante varios años, hasta que el ingreso de personas al lugar fue produciendo saqueos de las muchas pertenencias que en su interior habitaban. A juzgar por un poco de superstición, podríamos suponer que la falta de una inauguración hecha y derecha le costaría un futuro con muchos obstáculos e impedimentos.
5) Funcionó como un orfanato
Tras la muerte de Eugenio, la propiedad fue heredada por María Eugenia, su hija mayor. Curiosamente, casi no pudo habitarlo ya que en el año 1958, a causa de la reforma agraria impulsada por el gobernador Oscar Alende, la estancia fue expropiada por el Estado provincial y el delicado mobiliario, subastado.
Tras lo sucedido con los Díaz Vélez, el castillo fue utilizado como orfanato, por lo que se le realizaron una serie de modificaciones para adecuar las instalaciones a la nueva función. En aquel entonces, la presencia de un tal Eduardo Burg resultó clave. Instaló allí un hogar para jóvenes con problemas de conducta y fue quien se constituyó como administrador y director suplente.
Allí no solo se enamoró del lugar sino que le tomó tal afecto qué hasta acompañó a uno de los jóvenes durante su crecimiento, aunque la situación no terminó como se esperaba. Al cumplir la mayoría de edad, debió abandonar la propiedad, y gracias a la ayuda del ex director suplente consiguió trabajo en Rauch, aunque no le agradó y regresó al establecimiento para trabajar como celador de los menores.
En 1974, aquel joven tomó un arma y asesinó de siete disparos a Eduardo Burg. Tras el hecho y poco tiempo después de ocurrida la tragedia de Eugenio, la propiedad cerró nuevamente sus puertas.
6) Hoy está deshabitado
Desde entonces, nunca más volvió a ser habitado y la falta de presencia fue haciendo aún más notorio el deterioro del edificio.
7) Vecinos buscaron ponerlo nuevamente en valor
Vecinos auto-convocados con la intención de poner en valor nuevamente la importancia cultural y arquitectónica del lugar, se reunieron en 2010 y crearon el grupo “Por la reconstrucción del castillo Egaña” con el objetivo de que pueda mantener la estructura y hacer del lugar un sitio turístico para fomentar el interés por visitar Rauch.
En el año 2018 el Gobierno provincial firmó con el Municipio de Rauch un comodato por veinte años, y si bien la propiedad pertenece a la provincia de Buenos Aires, este acuerdo le da la posibilidad a los funcionarios municipales de elaborar un plan de acción para desarrollar y fomentar las visitas en el lugar.
8) Es posible visitarlo los domingos y feriados
El grupo de vecinos auto-convocados lograron la autorización para poder cobrar un bono de $50 a los turistas que desean conocer el castillo.
Los domingos y feriados se puede ingresar abonando una contribución y disfrutar de un espacio para pasear en bicicleta, jugar al vóley y fútbol, recorrer senderos, aprovechar los fogones o comer en la parrilla de campo que administra la comisión para los gastos que origina el predio. Para más información, los interesados pueden consultar escribiendo en Facebook a la página “castillosanfrancisco”.
¿Cómo llegar al Castillo de Egaña?
Para llegar al Castillo San Francisco en Egaña, se debe tomar la Ruta Provincial N° 30 y dirigirse al acceso Estación Egaña o camino de tierra paralelo a la vía del FF.CC. desde Rauch.
TE PUEDE INTERESAR