Luego de conocidas las declaraciones que desde Miami dieron origen a la polémica por parte de Yanina Latorre y en relación a las personas que se encuentran varadas en esa ciudad del estado de la Florida, en redes sociales comenzaron a tratarla con un adjetivo del que pocos conocen su origen pero todos saben que al utilizarlo se está tratando de ofender al destinatario. Tal fue el caso de Yanina Latorre, quién al leer o escuchar que la trataban de tilinga montaba en cólera en cada uno de los mensajes, devolviendo ella con otros términos tales como “envidiosos”, mediocres y pobres, a los que utilizaban ese calificativo, cuyo origen necesita ser explicado.
La esposa del exjugador y hoy comentarista Diego Latorre, había culpado de la propagación del virus a la gente que realiza piquetes, a los pobres, y a quienes “toman mate”, dando a entender que esta práctica facilita el contagio, y que allí reside el verdadero problema de la dispersión del coronavirus, y no en la gente rica y acomodada, como ella, que en Miami está esperando el momento para poder volver a la Argentina, luego de haberse ido antes del cierre de las fronteras con la posterior disminución del reingreso controlado de 600 ó 700 personas por día.
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A partir de estas declaraciones de las cuales diera cuenta INFOCIELO en la jornada de ayer, el término “tilinga” se repitió miles de veces en redes, señalando a Yanina Latorre como el prototipo de esta personalidad.
Pero ¿qué es ser tilingo o tilinga, y por tanto la “tilingueria”?
Para rastrear el origen puede recurrirse a los diccionarios etimológicos, que explican la palabra “tilingo” como una formación análoga a “tilin“, que aparece a mediados del siglo XIX, y que aproximadamente en el 1900 comienza a denominársele con la acepción tal cual la conocemos ahora: “tilingo”, el cual sería como un americanismo de “bobo“. “Tilinguería” sería una derivación de ese término.
Sin embargo, el vocablo es infinitamente más abarcativo. Desborda al bobo, al tonto y al simple. “Tilinguería” es más, mucho más, que esos tres adjetivos. El tilingo/a puede no ser malo/a, aunque no es incompatible con la maldad.
En general, salvo excepciones que confirman la regla, es de cabeza muy “modesta”, por decirlo de manera elegante.
Desde luego, por ser quien es, él o ella está convencida de que es un genio/a. Pero siempre sus participaciones son aparatosas, desmesuradas, declamadoras y gesticuladoras.
Tal cual los definió Juan Carlos Giuliani en la revista “Retruco”:
¿Le caben todas estas situaciones y adjetivos a Yanina Latorre como para que se ofenda tanto?
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