La lactancia materna está rodeada de frases hechas y consejos que pasan de boca en boca. Muchas veces nacen de la buena intención, pero terminan cargando de ansiedad a las madres, en especial a las primerizas. ¿La leche alcanzará? ¿Será de buena calidad? ¿Qué pasa si el bebé pide muy seguido? ¿Y si fue cesárea?
La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y continuada, junto con otros alimentos, hasta los 2 años o más. Pero en la Argentina, muchas madres deben volver al trabajo a los 45 días, lo que genera un desfasaje enorme entre la recomendación y la realidad. A esto se suma que en las residencias médicas casi no se enseña lactancia, y esa falta de formación se traduce en comentarios errados que siembran dudas.
“En un momento de vulnerabilidad y con las hormonas alteradas, una frase mal dicha puede hacer sentir a la mamá que no puede”, advierte la puericultora y especialista en lactancia Victoria Soares en esta extensa entrevista con Ana Ortiz, en el ciclo Alguien me dijo, de INFOCIELO Play.
Estos son algunos de los mitos más frecuentes que todavía persisten:
1. “Con ese pezón no vas a poder amamantar”
La forma o el tamaño del pezón no definen la posibilidad de dar la teta. “El bebé atraviesa nueve estadios para reptar y prenderse solo. Lo importante es permitir ese contacto piel a piel, idealmente durante una hora después del nacimiento, y darle tiempo”, explica Soares. Cuando alguien lanza un comentario de este tipo en ese instante, puede dejar una marca de inseguridad más fuerte que cualquier dificultad física.
2. “Tu leche no es buena o no le alcanza”
La idea de que la leche es “floja” o insuficiente es de las más extendidas. “El calostro tiene la misma calidad en todas las mujeres del mundo. No existe la leche mala”, subraya la especialista. Que el bebé pida cada poco tiempo no es señal de falta, sino de que está cumpliendo su función de estimular el pecho para asegurar la producción. “Las primeras semanas son clave: cuanto más succione el bebé, mejor se establece la lactancia”, aclara. Por eso, comentarios como “¿no se quedará con hambre?” lejos de ayudar, minan la confianza de la madre.
3. “Si tuviste cesárea, no vas a poder amamantar”
El mito vincula el tipo de parto con la imposibilidad de dar la teta. “No importa si fue cesárea o parto vaginal: la lactancia es posible en ambos casos. Lo fundamental es el contacto piel a piel, que se puede y se debe favorecer igual en una cesárea”, explica Soares. Educar sobre esta posibilidad es clave para derribar una idea que aún circula en hospitales y en el propio entorno familiar.
4. “Debe comer cada tres horas”
El reloj no dicta la necesidad del recién nacido. “Tres horas es un máximo de espera, no una regla. El bebé no sabe de horarios: sabe de hambre y saciedad. Es el único que puede regular cuándo necesita volver a comer”, apunta la especialista. La rigidez de las “tomas cada tres horas” suele generar angustia en las madres, cuando en realidad la recomendación es clara: ofrecer el pecho a libre demanda, todas las veces que lo pida.
5. “La fórmula es igual o mejor que la leche materna”
Lejos de ser equivalentes, la fórmula es un producto industrial elaborado a partir de leche de vaca. “No reproduce las propiedades de la leche humana y, al ser de digestión más lenta, puede hacer que el bebé succione menos y que la producción materna caiga si se ofrece temprano”, explica Soares. A esto se suma la presión comercial: “La lactancia no es negocio para nadie, pero la fórmula sí. Por eso hay mensajes subliminales y estrategias de marketing, a pesar de que su promoción está regulada para proteger a las familias más vulnerables”.
6. “Si tomás más agua o comés ciertos alimentos vas a producir más leche”
El mito de la hidratación extrema y los “alimentos mágicos” está muy presente. “Sobrehidratarse no sirve, incluso puede ser contraproducente porque el cuerpo gasta energía en filtrar ese exceso de agua”, advierte. La producción se sostiene con un equilibrio más simple: escuchar la sed, comer con frecuencia y sumar snacks nutritivos. “La lactancia quema unas 500 calorías por día, lo que la madre necesita es energía y descanso, no litros extra de agua ni dietas especiales”, agrega.
7. “Si no alternás los pechos, se deforman”
Lejos de ser una cuestión estética grave, se trata de organización práctica. “No se deforman. Lo único que puede pasar es que una mamá se olvide qué pecho dio antes. Pero eso se resuelve con un truco simple, como ponerse una gomita o un anillo para recordar”, dice Soares con humor. La preocupación debería estar en la comodidad y el bienestar, no en los supuestos efectos sobre la forma del cuerpo.