A 207 años de su fundación, hay una esquina en la provincia de Buenos Aires donde el tiempo decidió quedarse. Es la pulpería Esquina de Argúas, en el partido de Mar Chiquita, un refugio criollo en medio del campo que aún mantiene vivo el espíritu del gaucho, el sabor de la picada generosa y la tradición de los encuentros cara a cara.

Ubicada a 20 kilómetros de la localidad de Coronel Vidal, esta antigua construcción de adobe y barro es reconocida como la pulpería más antigua en funcionamiento de toda la provincia. Fue fundada en 1817 por Juan de Argúas, quien le dio nombre al lugar y al paraje. En aquel entonces, las pulperías se encontraban cada quince kilómetros a lo largo de la campaña bonaerense y cumplían múltiples funciones: desde despachar alimentos, vestimenta y medicinas, hasta alojar a los viajeros que cruzaban la llanura.
Con el correr de los siglos, muchas desaparecieron. Pero esta no. Y su resistencia no solo es simbólica: la Esquina de Argúas forma parte del listado de Bienes Culturales del partido de Mar Chiquita, gracias a la Ordenanza Municipal N°93/91, que reconoce su valor histórico y cultural.

Un rancho que es historia viva
Apenas se cruza la tranquera, la postal parece salida de otra época. Piso de tierra liso y duro, paredes de barro, un techo a dos aguas, el mostrador con rejas intactas, una mesa de pool, almanaques de años que ya no están y la imagen de la Virgen de Luján. Nada en la pulpería fue “recreado”: todo es auténtico, porque nunca dejó de ser.

Dicen que por sus mesas pasaron Juan Manuel de Rosas, Dardo Rocha y José Hernández. Hoy, los visitantes llegan en 4×4 o en viejas camionetas —las “catangos” del campo—, se sientan a conversar con el pulpero y levantan el vaso con la misma ceremonia con que lo hacían sus abuelos. La esencia se mantiene: una picada abundante, vino fresco, charla lenta, silencio de pájaros. En el predio solo se escucha el ruido de la naturaleza.

Cómo llegar a la pulpería Esquina de Argúas
Llegar hasta esta joya escondida es parte de la experiencia. Desde la Ciudad de Buenos Aires hay que tomar la Ruta Provincial 2 hacia Mar del Plata y bajarse en el kilómetro 316, en el ingreso a Coronel Vidal.
Después hay que tomar por la calle Beltrami, doblar en Valentín Vergara y seguir hasta cruzar General Pueyrredón, donde comienza el tramo rural: unos 12 kilómetros de camino de tierra, entre campos y cielo abierto, hasta llegar a la esquina donde todo parece detenido.

En días de lluvia, el lugar queda aislado. Pero cuando el clima acompaña, la Esquina de Argúas se convierte en un ritual. Allí, el pulpero —de bombacha y boina— pregunta con una sonrisa qué se va a tomar. Del otro lado de la reja, la picada espera.

