El mayor bullying en la historia de la ciudad de La Plata quedó atrás. La Real Academia española se expidió y dio por válida la palabra “pollajería” que en esa ciudad se utiliza para denominar lo que en otras latitudes se llaman “pollerías“.
El festejo en redes no se hizo esperar por partes de los bonaerenses (nativos o por opción) que habitan la ciudad capital de la provincia.
TE PUEDE INTERESAR
Es que a lo largo de los años ese término, muy común en la ciudad de La Plata, fue objeto de burlas y chicanas permanentes de parte, especialmente (aunque no únicamente) de los porteños hacia los platenses.
Acostumbrados a denominar pollería, “granja avícola”, “Almacén de pollos” y otras maneras arbitrariamente sofisticadas para decir “lugar en donde se comercializan pollos al minorista”, los porteños se mofaban con sorna maliciosa del particular modo de definir este rubro aplicado sólo, y únicamente, en la capital bonaerense.
ESTA VEZ EL ESCLAVO SE ESCAPÓ
El tweet de la RAE en la mañana del lunes sorpresivamente canceló ese absurdo debate provocador de bullying virtual en redes sociales, porque sentenció tajante:
“#RAEconsultas El «Diccionario del español de Argentina» de C. Chuchuy (2000, ed. Gredos) indica que «pollajería» es voz regional usada en la zona rioplatense de Argentina. Es una voz válida. En el uso general, para designar lo que menciona, existe «pollería» “.
Tal vez por el doble significado que el “español de España” le está dando al término “pollería”, en alusión a la “polla”, el miembro de reproducción masculino, con comercios que venden especies de waffles en forma de miembro viril, es que ahora pollería comienza a tender hacia una significación diferente para las nuevas generaciones.
No sería descabellado pensar que “pollajería”, la palabra utilizada desde hace décadas en La Plata, pueda constituirse en un buen sustituto menos soez para nombrar a los negocios que venden el histórico pollo de granja y sus derivados.
EL BOBO MOTIVO DEL ESTIGMA
Los porteños que se sorprenden al cruzar la Avenida 32 (o el arco del parque Pereyra para ser más exactos) siempre señalaron a pollajería como una aberración por “sobrarle una sílaba”.
¿Qué venden las pollajerías, “pollajes”? , es la clásica cargada berreta del foráneo, al sorprenderse por la ahora válida denominación.
Lo más paradójico de la cruel estigmatización del término es que siguiendo una regla de lógica, o casi matemática aplicada a la lengua, a la palabra carnicería debería decírsele “carnería”, o “panería” a la panadería, porque con ese mismo razonamiento también le sobraría una sílaba para denominar lo que se comercializa allí.
Lo cierto es que la disputa está saldada, la Real Academia española se expidió.
Demasiado tarde para lágrimas.
Como dicen algunos platenses en redes… “Que sigan chupando las alitas“.
TE PUEDE INTERESAR