El Vaticano dio un paso decisivo en el camino hacia la beatificación de Enrique Shaw, el empresario argentino reconocido por la Iglesia como ejemplo de ética, compromiso social y fe vivida en el mundo del trabajo. El Papa León XIV autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a su intercesión, una resolución que habilita formalmente su beatificación.
La noticia fue confirmada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) —organización que Shaw fundó en 1952— y por la Acción Católica Argentina (ACA), instituciones impulsoras de la causa. El reconocimiento se apoya en la curación inexplicable, desde el punto de vista científico, de un niño gravemente accidentado, hecho que la Iglesia atribuyó a la intercesión del Venerable Siervo de Dios.
Con esta decisión, Shaw queda a un paso de convertirse en el primer empresario beato, un caso singular dentro de la historia reciente de la Iglesia católica.
Un empresario que pensó la empresa como una comunidad humana
Al referirse a su figura, el Papa León XIV definió a Enrique Shaw como “un empresario que entendió que la industria no era sólo un engranaje productivo ni un medio de acumulación de capital, sino una verdadera comunidad de personas llamadas a crecer juntas”. Una definición que resume una trayectoria marcada por la búsqueda de rentabilidad con justicia social, en un contexto histórico donde esa mirada era excepcional.
Shaw, empresario argentino nacido en 1921, desarrolló gran parte de su actividad en la provincia de Buenos Aires, donde llevó adelante políticas laborales innovadoras para su época, impulsó el diálogo entre directivos y trabajadores y promovió mejoras concretas en las condiciones de empleo, convencido de que la dignidad del trabajo debía estar en el centro de la vida económica.
Esa coherencia entre fe y acción lo convirtió en un referente del humanismo cristiano aplicado al mundo empresario y en una figura que, como ya contó INFOCIELO, “podría convertirse en el primer beato empresario del mundo”.
El milagro reconocido por el Vaticano
El decreto aprobado por el Papa reconoce un hecho que superó todas las explicaciones médicas, luego de atravesar las instancias de evaluación científica, teológica y pastoral exigidas por el Vaticano. Para la Iglesia, este reconocimiento funciona como el “sello” que confirma una vida vivida con virtudes cristianas en grado heroico.
Desde ACDE celebraron la decisión como un acontecimiento de alcance global. Su presidenta, Silvia Bulla, afirmó que la beatificación de Shaw “le brindará al mundo el primer empresario reconocido como ejemplo de santidad” y consideró que su figura representa “una invitación urgente a humanizar la economía y trabajar por el bien común”.
En la misma línea, la presidenta de la Acción Católica Argentina, Claudia Inzaurraga, destacó que Shaw fue uno de esos “santos de la puerta de al lado” que vivieron su fe con valentía, gestando comunidad tanto en el ámbito laboral como en el social.
Una figura que vuelve al centro del debate público
El avance de la causa se produce en un contexto de creciente visibilidad pública de Enrique Shaw, cuya figura fue recientemente reivindicada por el propio Papa León XIV como símbolo de ética empresaria. En un mensaje dirigido al empresariado argentino, el Pontífice lo mencionó como ejemplo concreto de que es posible evitar una mirada puramente economicista y orientar la economía al bien común.
No es casual que Roma vuelva la mirada hacia un dirigente que demostró que el liderazgo empresario no necesita desconectarse de la ética ni del compromiso social. Su trayectoria, atravesada por decisiones concretas y costos personales, refuerza hoy su proyección como modelo para el mundo del trabajo.
Un legado que trasciende lo religioso
Además de su rol en la industria, Shaw dejó una huella profunda en el desarrollo bonaerense. Su participación en Rigolleau S.A., en Berazategui, y su papel en los orígenes de Pinamar, donde defendió una planificación urbana sustentable y comunitaria, forman parte de un legado que excede lo estrictamente religioso.
En los últimos meses, su historia también volvió a cobrar fuerza a partir de publicaciones y reconocimientos institucionales. El libro “Enrique Shaw: el apóstol de los empresarios”, de las periodistas Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, fue distinguido por la Legislatura porteña, en un contexto donde —como viene siguiendo INFOCIELO— su camino hacia la beatificación ya superó instancias decisivas.
Lo que viene
Los restos de Enrique Shaw descansan en la Basílica del Pilar, en la Ciudad de Buenos Aires. Desde las instituciones que impulsan la causa adelantaron que próximamente se informará la fecha y el lugar de la ceremonia de beatificación, que marcará un hito tanto para la Iglesia argentina como para el mundo empresario.
Con este decreto, Roma no sólo reconoce un milagro: propone una figura incómoda y actual, que interpela a la economía, al poder y a la responsabilidad social desde una vida concreta.

