A pocas cuadras del centro neurálgico del poder político argentino, sobre la tradicional Avenida de Mayo, funciona desde hace apenas tres meses el Museo del Mate, un espacio cultural dedicado a una de las infusiones más representativas de la cultura rioplatense y del sur de Sudamérica, a la que Infocielo tuvo acceso exclusivo por la gentileza de sus creadores.
Ubicado al 853 de la emblemática avenida, el museo ocupa un edificio protegido, lo que pareciera significar incluso un valor patrimonial adicional a esta propuesta que combina un poco de historia, mucho de cultura autóctona, pero sobre todo invita a la degustación de la afanada infusión cotidiana de la mayor parte de la población.
El museo abrió recientemente sus puertas y ya comenzó a recibir visitas de público local y especialmente de turistas extranjeros, atraídos por la centralidad del lugar y por el interés que despierta el mate como producto cultural.
El recorrido propone un acercamiento integral a la yerba, desde sus orígenes hasta sus usos actuales.
Un proyecto en el corazón porteño, con raíces bonaerenses
Detrás de la iniciativa hay una historia que también se conecta con el interior de la provincia de Buenos Aires. Diego Carosella, oriundo de Verónica, es gerente administrador del museo y uno de los ideólogos del proyecto.
Su vínculo con el mundo del mate surgió a partir de su trabajo con máquinas de grabado láser, actividad que lo llevó a conocer a “Beto” Plaza, coleccionista y apasionado de la cultura matera.
Plaza había inaugurado en 2008 un pequeño museo del mate en Sierra de la Ventana, partido de Tornquist, donde exhibía su colección.
En ese contexto, y entre charlas informales, asados y la venta de una de las máquinas, surgió la idea de trasladar y ampliar la propuesta a un punto donde el turismo pudiera acceder con mayor facilidad.
Así comenzó el trabajo conjunto iniciando entre Verónica y Sierra de la Ventana, que finalmente desembocó en la apertura del museo en la Ciudad de Buenos Aires.
Qué se puede ver y experimentar
El Museo del Mate reúne una colección de mates, bombillas y objetos vinculados al ritual, que permite observar la evolución de materiales, diseños y usos a lo largo del tiempo.
La muestra recorre la historia de la yerba mate desde la tradición guaraní hasta su consolidación como producto emblemático del país, con especial énfasis en las provincias productoras de Misiones y Corrientes.
Uno de los ejes centrales del espacio es la experiencia sensorial. A través de degustaciones guiadas, sommeliers especializados explican cómo se prepara el mate, qué tipos de yerba existen, las diferencias entre moliendas y procesos de estacionamiento, y cómo esas variables influyen en el sabor. En cada visita se prueban al menos tres variedades distintas.
Además del mate tradicional, el museo exhibe y ofrece otras aplicaciones de la yerba mate: bebidas gaseosas, energizantes, infusiones tipo té, café de yerba mate preparado en máquina expreso, gin saborizado, alfajores y productos cosméticos, mostrando la versatilidad y la diversidad de usos que hoy tiene el producto.
Visitantes y degustaciones
Ya en los primeros días de funcionamiento, el museo recibió tanto a visitantes locales como especialmente a grupos extranjeros.
Entre ellos, un contingente de nueve integrantes de China Eastern Airlines, que arribaron al país para firmar el tan promocionado e histórico acuerdo aéreo entre Shanghái y Buenos Aires, también participó de una degustación como parte de su agenda cultural.
Desde el equipo de sommeliers explican que muchos visitantes llegan con curiosidad por el mate y, tras la experiencia, optan por llevarse yerba, mates o bombillas, además de recibir recomendaciones sobre variedades más suaves para quienes se inician en el consumo.
Testimonios de extranjeros en primera persona
Entre los visitantes que se acercan al Museo del Mate aparecen turistas que toman contacto por primera vez con la infusión. Uno de ellos es un ingeniero electrónico polaco, nacido en 1969, que vinculó su experiencia con su historia personal. “En Polonia mi desayuno siempre fue café o té. Cuando era chico, durante el período comunista, el té era más común porque el café no siempre se conseguía”, recordó.
En ese contexto, señaló que el mate le resultó “una bebida distinta, muy fuerte al principio, pero interesante por el ritual que tiene”.

Desde el área de degustaciones, el sommelier Martín Gómez explicó que ese tipo de reacción es frecuente. “La mayoría llega con curiosidad y se va con una sorpresa agradable. Descubren que la yerba mate no es una sola cosa, sino muchas expresiones distintas”, afirmó.
Según detalló, el contacto inicial suele abrir nuevas preguntas y ganas de seguir explorando el producto por cuenta propia.
Gómez agregó que ese interés se refleja al final de las visitas. “Muchos quieren llevarse yerba para seguir probando en su casa. Nosotros los orientamos para que elijan opciones más amables y puedan ir incorporando el gusto de a poco”, explicó.

“La experiencia no termina cuando se van del museo, sino cuando vuelven a preparar mate en su propio entorno”, concluyó.
Horarios y funcionamiento
El Museo del Mate abre los 7 días de la semana, de 9 a 19 hs, con visitas que duran aproximadamente una hora.
Las degustaciones están incluidas en el recorrido y también se organizan visitas guiadas y experiencias para grupos, tanto turísticos como institucionales.

Para contingentes numerosos, se requiere reserva previa.
La entrada es paga, con valores diferenciados según el tipo de visita, y contempla descuentos para estudiantes y jubilados.

