El caso que conmocionó a la ciudad misionera de Eldorado sumó en las últimas horas un dato clave: Romina Enríquez, la mujer denunciada por haberse gastado casi 18 millones de pesos destinados a una fiesta de egresados, habría protagonizado episodios similares con anterioridad, aunque nunca habían llegado a la Justicia.
Según relataron familiares de los estudiantes damnificados, tras la presentación formal de la denuncia comenzaron a surgir testimonios de otras personas que aseguran haber sido engañadas por la misma mujer en operaciones previas vinculadas a la organización de eventos y manejo de dinero ajeno.
“Recién ahora se animan a hablar porque esto tomó estado público. Antes eran montos menores y nadie denunciaba”, explicó Mónica, una de las madres que representa a las familias afectadas, en declaraciones radiales.
La mujer había quedado a cargo de la administración del fondo reunido por los padres de 35 alumnos para la tradicional celebración de fin de curso. La confianza se apoyaba en supuestos contactos y experiencia previa en el rubro. Sin embargo, el engaño salió a la luz el mismo día de la fiesta, cuando el salón informó que el evento no podía realizarse por falta de pago.
Horas después, la propia Enríquez reconoció que el dinero había sido utilizado en apuestas en un casino de la provincia.

El impacto fue devastador. Muchas familias habían realizado un esfuerzo económico sostenido durante meses, e incluso algunas vendieron pertenencias para cumplir con las cuotas. “No era un lujo, era un sueño para los chicos”, remarcaron.
Ante la urgencia, los padres lograron reorganizar la fiesta contrarreloj. Negociaron un nuevo acuerdo con el salón, redujeron servicios y optaron por una modalidad solidaria: cada familia aportó comida para que ningún estudiante se quedara sin celebración. El intendente local, Rodrigo “Pipo” Durán, actuó como garante para asegurar la realización del evento.
En el plano judicial, Enríquez fue denunciada por administración fraudulenta. En las últimas horas, más personas se presentaron en la comisaría con comprobantes de transferencias y pagos, lo que podría ampliar la causa y elevar el monto total investigado.
Mientras la Justicia avanza, el daño ya está hecho. “No es solo la plata. Es el desgaste, la desilusión y la angustia de ver cómo alguien jugó con el esfuerzo de muchas familias”, resumió una de las madres.

