Las entidades agropecuarias agrupadas en la Mesa de Enlace difundieron este viernes un durísimo comunicado en contra del Gobierno nacional, en el que también recordaron la crisis por las retenciones móviles de 2008.
En medio de la disparada del precio de las commodites agropecuarias por la guerra en Ucrania, Conninagro, CRA, la Federación Agraria y la Sociedad Rural Argentina volvieron a reunirse para lanzar una severa advertencia al presidente Alberto Fernández: “Le pedimos que reflexione y nos escuche. No deben seguir provocando al sector que más aporta al país, valiéndose de amenazas tales como subir las retenciones o cualquier otro tipo de impuestos”.
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A la vez que recordaron el conflicto por la resolución 125 de 2008: “No hay más margen para manoseos ni para seguir expoliándonos como sector, ni avasallándonos. Los productores de todo el país no le permitiremos ni dudaremos en defender nuestros derechos, como lo hicimos hace 14 años, exactamente un día como hoy”.
La Mesa de Enlace se hizo eco de las propuestas que baraja el Gobierno nacional a fin de bajar el precio interno de los alimentos, luego de que la guerra que se desarrolla entre Ucrania y Rusia, desatara una suba exponencial de los mismos, en particular del trigo.
En el comunicado, la Comisión de Enlace declaró que rechaza “cualquier intención de aumento de retenciones” y “anticipa que no hay ningún margen para que sigan expoliando a los productores”.
“Rechazamos y combatimos la idea del fideicomiso, por lo que nos oponemos por considerarlo improcedente y contrario a los objetivos a perseguir. Y también nos oponemos fervientemente a cualquier intento de aumento los derechos de exportación; por el contrario, creemos que deben eliminarse”, demandaron.
El Gobierno nacional, en pos de no aumentar las retenciones y evitar tener una confrontación con el sector, había impulsado la idea de desarrollar fideicomisos con el objetivo de abastecer a la demanda interna con un precio diferenciado del valor internacional inflado por la situación en Europa. Sin embargo, desde la Mesa de Enlace dejaron de manifiesto su rechazo a cualquiera de las iniciativas pensadas por la gestión de Alberto Fernández.
La guerra en Ucrania y el precio de los alimentos
Una de las concecuencias del conflicto bélico que se desarrolla en Europa ha implicado al aumento del precio de los alimentos, debido a que tanto Ucrania como Rusia son dos importantes productores mundiales de materias primas, fertilizantes y de energía en el caso ruso, indispensable para el transporte entre otras cuestiones.
Uno de los ejemplos ha sido el valor del trigo, en el que Rusia es el principal exportador a nivel mundial y Ucrania el cuarto. Por ello, desde el comienzo de la guerra el precio del mismo se ha disparado a sus máximos históricos, subiendo solo un 40% en la primera semana de la guerra y ahora ubicándose tras una leve caída en torno a los 470 dólares por tonelada.
En el país, la cosecha de alrededor de 22 millones de toneladas de trigo ya ha sido vendida por los productores, pero los analistas aseguran que igual impactará en el precio de los alimentos elaborados en base a esta materia prima. En esa dirección, la bolsa de harina aumentó un 70% desde el mes de enero y, frente al inicio de la guerra, tanto molinos como panaderos pronostican aún mayores subas.
Mientras tanto, los derechos de exportación que percibe el Estado sobre el trigo, y que desde 2013 eran del 23%, pasaron a ser de 0% o nulas desde 2016 hasta octubre de 2018, cuando el propio Fondo Monetario Internacional presionó al gobierno de Mauricio Macri para que lleve las mismas al actual 12%, que no ha sido modificado por el presidente Fernández.
El acuerdo con el FMI y la inflación
Frente a la posibilidad de que el Gobierno nacional consiga la aprobación en el Congreso de la Nación del acuerdo con el FMI, varios sectores incluso desde el propio Frente de Todos señalaron su preocupación por la dinámica inflacionaria, que desde 2018 dilapidó el poder adquisitivo de la población.
En ese sentido se expresó La Cámpora en la carta de rechazó al acuerdo, cuando especificó que no permitirá estabilizar la macroeconmía a fin de bajar la inflación, debido a que “ese no es su objetivo” y que por el contrario generará mayor incertidumbre.
Por su parte, durante su alocución en el plenario de las comisiones de Presupuesto y Finanzas, el referente de Corriente Federal de Trabajadores, Héctor Amichetti, manifestó que “estamos en una situación de emergencia alimentaria” en la que “todos los incrementos salariales se los llevan los alimentos”. Por ello, reclamó desde la corriente sindical “la necesidad de establecer un cupo en las materias primas (maíz, trigo, carne) para el mercado interno con precios razonables y desenganchadas de los precios internacionales”.
A la vez que pidió controlar las estructuras de costos de las grandes empresas productoras de insumos, y afirmó: “desde allí se forman los precios; si controlamos solo los precios en los supermercados, y no controlamos la producción y comercialización de los monopolios y oligopolios, no hay posibilidad de crecimiento en un país que no mejora los ingresos del pueblo”.
El diagnóstico de Amichetti fue compartido también por el representante de las PyMEs, Marcelo Fernández, quien en el mismo recinto le pidió al presidente de la UIA y representante de grandes empresas alimenticias, Daniel Funes de Rioja, que no sigan aumentando los precios de los alimentos.
“El 95% de las empresas del país no estamos en la cadena alimenticia, pero somos los que tenemos que ponerle plata a la gente. Ahora si nosotros le vamos a poner plata a la gente, y no consume lo que nosotros hacemos, qué negocio burdo nos estamos mandando. Entonces, cómo vamos a mejorar el mercado interno si le ponemos plata a la gente y se la llevan muy poquitos”, denunció el titular de CGERA.
El próximo martes el Indec dará a conocer la inflación de febrero, en la que las consultoras ya anticiparon una suba respecto de enero, alcanzando alrededor de un 8% solo en los dos primeros meses del año, y en donde el precio de los alimentos y las bebidas ha sido uno de los principales responsables. Mientras que los salarios han perdido en promedio contra la inflación en torno a un 30% desde 2018, cuando el FMI volvió a la Argentina.
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