Un encuentro cargado de simbolismo tuvo lugar en la Unidad 52 de Azul, donde un grupo de 14 mujeres privadas de libertad presentó Florecer, un libro colectivo que condensa un año de producción literaria y de trabajo introspectivo dentro del Pabellón Literario Mariposas Resilentes. La obra, impulsada en el marco de las actividades culturales del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), se convirtió en un hito para la cárcel de mujeres y para el programa provincial Pabellones Literarios para la Libertad.
Con 96 páginas, prólogo y seis capítulos, el libro reúne textos bajo títulos que revelan el espíritu del proyecto: “Lo que la vida me enseñó”, “Antes y después”, “Frases que me sostuvieron”, “Cartas a mí misma”, “Lo que quisiera decirte” y “Un nuevo comienzo”. Cada eje funciona como un punto de partida para las voces de Araceli, Julieta, Pamela, Sofía, Ruth, Nora, Miriam, Antonella, Sheila, Alejandra, Gabriela, Andrea, Sandra y Celina, las autoras que integran este espacio de escritura.
Durante el acto, las mujeres ofrecieron una interpretación musical, firmaron ejemplares y compartieron un lunch con las personas invitadas. Luego, las autoridades recorrieron los Pabellones Literarios N.º 2, 3 y 4, donde funciona parte del trabajo educativo y cultural del establecimiento.

El evento contó con una amplia presencia institucional. Asistieron el juez Roberto Conti, autor del prólogo; el Capellán General del SPB, Carlos Pont Gasquet; el Jefe del Complejo Penitenciario Centro Zona Norte, José María Alonso; la Secretaria de Coordinación del Complejo, Evangelina Salazar; representantes de la Defensoría General, directivos de la Unidad 52, equipos técnicos del área de asistencia e inclusión, y voluntarios de la Pastoral Carcelaria y de la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, entre otros.
Para el SPB y para el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, la publicación de Florecer representa la consolidación de políticas culturales orientadas a garantizar el acceso a la palabra, estimular la creatividad y acompañar procesos personales dentro del encierro. Cada texto reafirma la idea central del programa: que la literatura puede abrir caminos de introspección, expresión y transformación, incluso en contextos de privación de libertad.
Desde la organización del evento —a cargo de la Coordinación de Cultura del penal, conducida por Agustina Toranza, junto al auxiliar Ezequiel Trueba— remarcaron que el libro fue publicado con fines culturales y educativos, sin fines de lucro, y que todos los textos pertenecen íntegramente a sus autoras.
La jornada cerró con un mensaje común entre autoridades, talleristas y participantes: en la escritura, muchas de estas mujeres encontraron un espacio para reconstruir su historia y, como sugiere el título de la obra, para florecer aun en los escenarios más difíciles.

