Un reciente estudio del CONICET La Plata analizó la presencia de fármacos en cursos de agua superficiales del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y confirmó una correlación directa entre el nivel de urbanización de las cuencas y las concentraciones de estas sustancias en el agua. La investigación —realizada por el Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM, CONICET-UNLP)— analizó ríos y arroyos clave de la región y encontró residuos de medicamentos de amplio uso cotidiano, con concentraciones que aumentan a medida que crece la densidad poblacional y disminuye la cobertura cloacal.
Los especialistas tomaron muestras en los ríos Luján, Reconquista y Matanza-Riachuelo; y en los arroyos Del Gato, Maldonado, El Pescado y Espinillo, en zonas que van desde áreas rurales hasta sectores urbanizados de La Plata, Berisso, Ensenada, el conurbano y Magdalena y los resultados de la investigación se publicaron este 10 de diciembre en la revista Environmental Toxicology and Chemistry.
“Nuestra hipótesis de trabajo era que existe una relación entre la presencia o no de asentamientos humanos y la disponibilidad o no de servicios, y su impacto sobre la calidad del agua superficial, en particular en lo relativo a la contaminación por fármacos”, explicó el investigador del CONICET en el CIM Pedro Carriquiriborde. Los resultados fueron concluyentes: a mayor densidad poblacional, mayor concentración y variedad de fármacos detectados.

Cuáles son los 16 medicamentos detectados en los ríos y arroyos del AMBA
El estudio del CONICET analizó la presencia de 16 fármacos de uso frecuente en Argentina, seleccionados por su alta demanda, su persistencia en el ambiente y su capacidad de llegar a los cursos de agua a través de la excreción o el descarte inadecuado. La lista completa incluye a los siguientes fármacos, seleccionados por su uso frecuente y persistencia en el ambiente:
- Carbamazepina (antiepiléptico)
- Paracetamol (analgésico)
- Ibuprofeno (antiinflamatorio)
- Atenolol (antihipertensivo)
- Propranolol (hipertensión y ansiedad)
- Metoprolol (hipertensión)
- Diclofenac (antiinflamatorio)
- Naproxeno (analgésico)
- Ketoprofeno (analgésico y antiinflamatorio)
- Salbutamol (asma y afecciones respiratorias)
- Losartán (hipertensión)
- Enalapril (hipertensión)
- Fluoxetina (antidepresivo)
- Sertralina (antidepresivo)
- Loratadina (antialérgico)
- Sildenafil (disfunción eréctil)
En áreas rurales el promedio fue de 2 ó 3 compuestos. En áreas urbanas, la lista se completa prácticamente de punta a punta.
“La lista de los más aparecidos está liderada por el antiepiléptico carbamazepina, en primer lugar, y le siguen el paracetamol, el ibuprofeno, y el atenolol, que se usa para tratar la hipertensión arterial y la arritmia. Son grupos terapéuticos bien diferentes”, subrayó Daniela Perez, becaria del CONICET y autora principal del estudio.

Más habitantes, más contaminantes
El equipo tomó muestras tanto en zonas rurales como en tramos altamente urbanizados, lo que permitió contrastar escenarios. En las áreas agrícolas se registraron solo dos o tres fármacos, mientras que en los segmentos urbanos aparecieron prácticamente los 16 compuestos analizados.
Entre los medicamentos más detectados se encuentran la carbamazepina (antiepiléptica), el paracetamol, el ibuprofeno y el atenolol (utilizado para hipertensión y arritmias). La carbamazepina fue la sustancia más detectada, incluso en concentraciones similares a estudios internacionales. En cambio, los niveles de paracetamol resultaron “llamativamente altos” en comparación con mediciones globales, lo que refleja un patrón de consumo local destacado.
Hábitos de consumo y clima: claves para entender el fenómeno
El estudio también clasificó los compuestos según su frecuencia: dominantes, frecuentes, raros y ocasionales, en una dinámica que varía según el clima, la estacionalidad y los hábitos de consumo de la población:
- Las lluvias generan dilución, reduciendo temporalmente la concentración de ciertos fármacos.
- El invierno concentra más prescripciones generales.
- El verano marca cambios de hábitos que afectan la presencia de compuestos específicos.
El caso del sildenafil: mayor presencia en verano
Uno de los hallazgos más llamativos del informe es la presencia estacional del sildenafil, el principio activo indicado para disfunciones eréctiles. El estudio mostró un patrón estacional llamativo para esta droga: aumenta durante los meses de verano, una tendencia que los investigadores vinculan a cambios en la vida social y la actividad sexual.
El clima también influye sobre otros compuestos. Durante el invierno se incrementan las recetas de medicamentos para afecciones respiratorias, lo que se reflejó en mayores concentraciones de salbutamol. En épocas de lluvias, en cambio, las precipitaciones diluyen el agua y los rastros de ciertos fármacos disminuyen.
Qué pasa con las plantas cloacales y las descargas
El estudio comparó cuencas con y sin plantas de tratamiento de efluentes. Los resultados muestran que:
- Los cursos de agua que reciben descargas tratadas presentan los niveles más altos de contaminación.
- Sin embargo, la ausencia de cloacas también genera contaminación significativa, debido a pozos ciegos, descargas clandestinas y posible filtración desde rellenos sanitarios mal impermeabilizados.
Según las conclusiones, los cursos de agua que reciben descargas de estas plantas de tratamiento cloacal presentan los niveles más altos de contaminación farmacéutica.
La investigación es la más completa de la región en cantidad de fármacos analizados y diversidad de sitios muestreados. Según sus autores, constituye una base clave para dimensionar el impacto de la urbanización y los servicios sanitarios sobre la calidad del agua.
“Se trata de comprender que lo que ingerimos y descartamos no termina su ciclo en el inodoro o el tacho de basura, sino que va a algún sitio, y por lo general es el agua o la tierra”, señalan los especialistas, quienes destacan la necesidad de fortalecer controles, mejorar infraestructuras y promover prácticas de consumo y descarte más responsables.

Datos clave del estudio
- 7 cuencas analizadas: Luján, Reconquista, Riachuelo, Del Gato, Maldonado, El Pescado y Espinillo
- 16 fármacos estudiados
- Áreas rurales: 2 o 3 compuestos detectados
- Áreas urbanas: casi los 16
- Drogas más halladas: carbamazepina, paracetamol, ibuprofeno y atenolol
- Hallazgos estacionales: más sildenafil en verano; más salbutamol en invierno
- Problema estructural: altos niveles incluso sin plantas cloacales, por filtraciones y descargas clandestinas
Preguntas frecuentes sobre contaminación del agua por fármacos
¿Cómo llegan los medicamentos a los ríos y arroyos?
Principalmente por la excreción humana y animal, la falta de tratamiento adecuado de efluentes cloacales, las descargas clandestinas y el descarte incorrecto de medicamentos.
¿Estos niveles representan un riesgo para la salud humana?
El estudio no evalúa riesgo sanitario directo, pero la presencia sostenida de fármacos implica un impacto ambiental y potencial afectación a cadenas tróficas, organismos acuáticos y, a largo plazo, a la salud humana.
¿Qué medicamentos se detectan en mayor cantidad?
Carbamazepina, paracetamol, ibuprofeno y atenolol encabezan la lista por su uso masivo y su resistencia a degradarse en el ambiente.
¿La contaminación es peor donde no hay cloacas?
En ambos escenarios los niveles son altos. Con plantas de tratamiento, porque las plantas no eliminan completamente los fármacos; sin cloacas, por filtraciones de pozos ciegos y descargas clandestinas.
¿Qué puede hacerse para reducir la contaminación?
Mejorar la infraestructura cloacal, fortalecer el control ambiental, promover campañas de descarte responsable de medicamentos y avanzar en tecnologías de tratamiento que eliminen compuestos farmacéuticos.

