La cocina italiana fue oficialmente reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, un logro histórico anunciado durante la sesión del Comité Intergubernamental realizada en Nueva Delhi este miércoles.
La noticia provocó una ola de celebraciones en toda Italia, desde las instituciones culturales hasta los hogares donde las recetas familiares todavía son un espacio central de identidad y comunidad.

Un reconocimiento con impacto global
El nuevo estatus de la cocina italiana no se limita a destacar la popularidad de la pizza o la pasta, sino que pone en valor un sistema cultural complejo.
La UNESCO señaló que esta tradición culinaria promueve la inclusión, la transmisión generacional y el respeto por los ingredientes. En el expediente aprobado se enfatiza que la cocina italiana es una práctica que une a las comunidades en torno a la mesa y que sostiene valores vinculados al territorio, la familia y la memoria colectiva.
La primera ministra Giorgia Meloni celebró la noticia y remarcó el carácter profundamente identitario de esta gastronomía. En sus palabras, “la cocina italiana es nuestro embajador más querido y uno de los lenguajes culturales más poderosos del país”. La frase se volvió viral en medios internacionales y sintetiza el orgullo nacional por una tradición que trasciende fronteras.
Este reconocimiento también abre puertas a un fortalecimiento del turismo gastronómico. Los analistas estiman un incremento considerable en los viajes hacia regiones emblemáticas como Toscana, Emilia-Romaña, Puglia o Sicilia, donde la relación entre paisaje, productos locales y recetas tradicionales tiene un peso histórico.
Para los productores artesanales y las denominaciones de origen, el respaldo de la UNESCO actúa como un sello de prestigio que potenciará su visibilidad global.
Una tradición construida en familia
La UNESCO destacó especialmente la dimensión comunitaria de la cocina italiana. Las recetas se transmiten dentro del hogar, donde abuelos, madres y padres enseñan técnicas, secretos y tiempos de preparación.
Las “recetas de aprovechamiento”, tan presentes en la cultura popular, también fueron mencionadas como un ejemplo de sostenibilidad aplicada mucho antes de que fuera tendencia.

La relación entre territorio y producto es otro pilar clave. Regiones como Liguria, con su pesto, o Campania, con sus tomates y mozzarellas, ejemplifican que la identidad culinaria nace del vínculo directo con la tierra. La diversidad regional (que en Italia es gigantesca) para nada fragmenta la identidad italiana, por lo contrario, la enriquece, creando un mosaico gastronómico compartido.
Las prácticas comunitarias, las fiestas populares y la preparación colectiva de alimentos, como las pastas caseras los domingos (que se mantienen aún en Argentina también por la descendencia), o las conservas estacionales, fueron valoradas por el comité como expresiones vivas de un patrimonio que se renueva constantemente.
Una influencia profunda en el mundo
En países con fuerte presencia de inmigración italiana, como el nuestro, el reconocimiento fue recibido con especial emoción.
Las comunidades italianas y argentinas subrayaron que la cocina italiana aporta sabores, y también una forma de vínculo familiar que transforma hábitos culinarios locales.
Platos como los ravioles del domingo, los ñoquis, la salsa casera o las focaccias artesanales (más recientemente) se integraron profundamente en la mesa cotidiana.

Para el ámbito gastronómico global, este reconocimiento abrirá un nuevo capítulo en la valoración cultural de la comida italiana.
La inscripción en la lista de Patrimonio Inmaterial impulsa a otros países a reconsiderar sus tradiciones culinarias como atractivos turísticos, y como prácticas culturales con impacto social, ambiental y educativo.
La declaración de la UNESCO acaba de ubicar a la cocina italiana en un lugar de privilegio y fortalece su influencia sobre la forma en que el mundo entiende la comida. Pone en valor el espacio de encuentro, una herramienta de identidad y un puente entre generaciones.
Con este reconocimiento, Italia celebra su historia culinaria en un presente vivo y vigente de una tradición que sigue conquistando mesas en todo el planeta.

