Axel Kicillof dará esta tarde inicio formal a su segundo mandato como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Como es de rigor, jurará ante la Asamblea Legislativa y planteará de frente al pueblo bonaerense el estado y las metas que se ha trazado de aquí a 2027.
Puertas afuera de la Legislatura, el Gobernador se dirigirá a la militancia, reversionando así los “actos dobles” de la expresidenta Cristina Kirchner en el tramo final de su mandato. Al palacio y a la calle.
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El contexto, se dijo mil veces, es especialmente difícil. Para él y para todos los bonaerenses. Las ideas del presidente de la Nación, Javier Milei, son la antítesis de las del Gobernador. Es posible que desde la Casa Rosada quieran disciplinarlo por motivos antes ideológicos que políticos. En la Legislatura ya se habla de exterminarlo.
Está en una encerrona. ¿Cuál es la salida? Puede ser por arriba.
Puede gobernar cuatro años mendigando coparticipación y obras. Recitar una y otra vez un poema gastado: Buenos Aires pone 40 y recibe 22. Puede emitir cuasimonedas como hizo Felipe Solá dos décadas atrás. O puede plantarse -como ningún gobernador se plantó hasta hoy- y reclamar lo que corresponde.
Refundar la Provincia. Resetear sus relaciones con las demás provincias. Y con la Nación.
Axel Kicillof ya se imagina cómo es gobernar con un presidente motosierra
Lo esperan
En el peronismo esperan que de un paso al frente y se proponga como candidato a Presidente para 2027. Que lo esperen no significa que vayan a apoyarlo. Es verdad que es el único peronista que quedó en pie después de la debacle electoral de este año. También es cierto que no tiene reelección. Tan cierto como que hasta el momento no mostró ni voluntad ni dotes de liderazgo.
En lo que fue la primera decisión de su segundo gobierno, Kicillof armó un gabinete con pocos retoques. No loteó, pero contuvo a todas las tribus peronistas. Algunas ganaron casilleros (renovadores). Otras los perdieron (intendentes peronistas). La Cámpora mantuvo las sillas pero perdió poder: sus cuadros “fagocitados” y hoy es difícil saber si responden políticamente al Gobernador o a Máximo Kirchner.
La mejor novedad del gabinete 2.0 es la incorporación de Gabriel Katopodis en Infraestructura. Exintendente y ex ministro de Obras Públicas de la Nación, “Kato” se lució durante la campaña, juntando voto por voto en toda la amplia geografía nacional. Es de esos funcionarios que funcionan pero que, además, ponen la cara. Algo de eso le hace falta: hasta ahora todas las balas que llueven en la Provincia las tiene que atajar él.
Sergio Berni podría ser la excepción a esa regla. Por eso Kicillof le asignó un rol simbólico al designarlo al frente de la universidad policial. Con esa jugada puede contarlo además como espada legislativa en el Senado provincial, donde resultó electo por la segunda sección. Malena Galmarini, propuesta para presidir el Grupo Provincia, es otra apuesta interesante. Si trabaja y banca la gestión como lo hizo en AYSA hará un aporte interesante.
Del otro lado del espectro está Cristina Álvarez Rodríguez. La corrió del Ministerio de Gobierno pero le dio la jefatura de asesores. Nadie sabe bien qué aporta y prácticamente no habla en público.
Discutamos todo
Pocas semanas antes de las elecciones generales, el oficialismo y parte de la oposición provincial dejaron trascender que habría cierto nivel de acuerdo para reformar la Constitución provincial. El escándalo de Chocolate Rigau y el desmanejo de la Legislatura pusieron en tela de juicio la necesidad de tener dos cámaras.
Kicillof puede encontrar consensos básicos con la UCR y avanzar en esa reforma y algunas más que considera necesarias para hacer “viable” a la administración provincial. La palabra clave es desburocratización. Ninguno de los dos temas implica reformas de fondo, pero el contexto las demanda.
La relación entre la sociedad y la política está rota, en parte, por las dificultades del Estado para cumplir con sus responsabilidades elementales. Hay una crisis de representación y como toda crisis ofrece una oportunidad. Para discutir todo. Hasta lo que no se discute: coparticipación invertida, recursos naturales, regionalización, autonomía municipal. En la Provincia y en la Nación.
Kicillof tiene un cuadro de Juan Manuel de Rosas colgado en su despacho: tal vez le sirva de inspiración.
Dar ese paso equivale a empezar a edificar una candidatura presidencial para 2027, lo cual equivale ir a la guerra. Para eso necesita un ejército que debe empezar a construir sin demora. Y aliados, que ya empezó a buscar. Tiene el aval de Cristina Kirchner, que se mostrará en La Plata hoy. Tien que empezar a trabajar.
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