El Tigre – Estudiantes del domingo será un partido con un montón de condimentos. Porque está en juego buena parte de la clasificación a los Playoffs del campeonato y también uno de los últimos pasajes para jugar la Copa Sudamericana 2026.
Y además, el encuentro encierra y encuentro emocionalmente muy cargado para la familia de Miguel Russo. Sucede que Nacho, su hijo, es delantero de Tigre y jugará ante el equipo del que era hincha fanático papá Miguel y donde sueña jugar algún día.

Hasta aquí, Nacho Russo no ha tenido la oportunidad de vestir esa camiseta que su papá lució durante catorce temporadas (de 1975 a 1989) y con la que disputó 435 partidos (11 goles). Russo Jr. comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol en Gimnasia y Esgrima de Rosario, donde empezó a formarse como ariete. Luego pasó a ADIUR hasta que en 2016 se sumó a las Inferiores de Rosario Central.
El 4 de diciembre de 2020 llegó su debut oficial: ingresó en los últimos minutos del empate frente a Banfield, en reemplazo de Alan Bonansea. Ese día marcó el inicio de su trayectoria profesional. Posteriormente fue cedido a Chacarita Juniors en enero de 2022, donde disputó una temporada en la Primera Nacional, en tanto que en 2023 se unió a Patronato de Paraná, también a préstamo desde Rosario Central.

Su llegada coincidió con el regreso de su padre al club rosarino como entrenador, quien avaló la cesión para que Ignacio ganara minutos fuera del equipo. Con el conjunto entrerriano, Russo debutó el 24 de enero de 2023 en un encuentro de Copa Argentina ante Gimnasia y Tiro de Salta: fue titular, marcó su primer gol y contribuyó a la victoria por 2-0.
A comienzos de 2024, emprendió un nuevo desafío: Instituto de Córdoba anunció oficialmente su incorporación a préstamo por un año y con opción de compra. Y su siguiente escala, la actual, fue Tigre. ¿Se abrirá la posibilidad? Nacho Russo tiene ese deseo.
Los Russo y los Verón, juntos en City Bell
Fue un año difícil en la vida de Estudiantes de La Plata respecto a la partida de algunas glorias. En mayo pasado fue Juan Ramón Verón, uno de los grandes jugadores de la historia de la institución, y hace muy poco tiempo el que dejó este plano fue Miguel Ángel Russo, el entrenador de Boca Juniors, pero que siempre llevó en su corazón la roja y blanca.
Uno de los últimos deseos de Miguelo era que sus cenizas sean esparcidas en los clubes que lo marcaron en su carrera como jugador y DT. Una parte de las mismas fueron colocadas en una parte del predio que tiene el Pincha en City Bell, donde un joven Russo empezó a soñar con la pelota y vivió toda su carrera como futbolista, para luego ser entrenador en un momento bravo como fue el ascenso.


