La publicación original fue difundida por referentes locales de Catamarca de La Libertad Avanza y en pocas horas se transformó en meme: muchos usuarios repararon en la ausencia de sombra del cartel, algo que despertó sospechas sobre una posible edición digital.
La foto
En la imagen se ve a una fila de candidatos posando con un cartel que dice “Jalilandia o Libertad” —o una variante con alusiones al gobernador provincial—.
A simple vista el montaje cumplía su objetivo comunicacional: el mensaje es claro y contundente. Pero al mirar con atención surgió la misma pregunta en varios comentarios: si el sol proyecta sombras marcadas de las personas, ¿por qué el banner no proyecta ninguna sombra sobre el asfalto?
Qué se nota
Los detalles técnicos que señalaron usuarios y cuentas humorísticas fueron sencillos: la luz incide en diagonal y las sombras de los cuerpos aparecen hacia la izquierda; sin embargo, el cartel —un objeto amplio y frente a las piernas— no deja rastro.
Eso suele ser una señal de que el elemento fue añadido en postproducción, o que se borró la sombra para mejorar la legibilidad del diseño… Raro.
No es una ciencia exacta desde una sola foto, pero la ausencia de una sombra coherente con el resto de la escena contradice las leyes básicas de la física lumínica, y en comunicación visual eso alcanza para sembrar dudas.
Consecuencias
El episodio derivó en risas, memes y “bardeos varios” en críticas desde diferentes sectores. Algunos opositores usaron la imagen para cuestionar transparencia y veracidad; otros, directamente, hicieron chistes sobre la “libertad” que tienen ciertos editores para manipular fotos.
En los medios locales catamarqueños se mencionó el hecho sin confirmar si hubo edición malintencionada —varias publicaciones denunciaron la viralización en redes pero no aportaron la foto original en alta resolución que permitiera un peritaje digital.
En términos políticos, el daño fue doble: si el cartel fue real, la polémica debilitó el intento comunicacional; si fue falso, la discusión sobre manipulación terminó cerrando el mensaje que se quería difundir. En ambos casos, la lección es clara: hoy, en plena era de Whatsapp y X, una imagen mal resuelta puede volverse más noticia que el propio contenido.