En estos días, a los pasajeros que atraviesan la histórica Plaza Constitución, cabecera de la línea de tren Roca, les bastó una mirada al andén 14 para sentir que habían sido trasladados directamente a la Alemania nazi de los años 40.
Entre uniformes de época, cartelería en alemán y una ambientación milimétrica, la estación porteña se convirtió en un escenario que remite a la Segunda Guerra Mundial, con una precisión digna de una superproducción europea.
Una estación fuera del tiempo
La transformación recuerda inevitablemente a aquel 1997 en que Brad Pitt filmó “Siete años en el Tíbet” en La Plata. Esta vez, el fenómeno vuelve a repetirse casi 29 años después, aunque esta vez impulsado por una producción local de Netflix.
La serie se llamará “El Ruso“, y está protagonizada por Ricardo “Chino” Darín y dirigida por Sebastián Borensztein. El proyecto propone una historia bastante particular: un cantante de tango argentino, de ascendencia judía, queda atrapado en una operación de inteligencia en pleno Reich.

La elección de Plaza Constitución no es casual. Su arquitectura de fines del siglo XIX, hoy considerada Monumento Histórico Nacional, posee un aire europeo que la vuelve ideal para recrear la atmósfera bélica y que muchas estaciones en “el viejo mundo” ya perdieron.
Techos de hierro, arcos amplios, pasillos infinitos y una estampa casi industrial permitieron que la estación se convirtiera, por unas horas (o días o semanas?) , en una terminal ferroviaria arrasada por la guerra.

Un thriller de identidad y espionaje
La serie se propone indagar en territorios poco explorados por la ficción argentina contemporánea: el espionaje, la manipulación psicológica y el trauma cultural.
El personaje de Darín (un artista que encuentra en el tango su refugio y su identidad) es arrastrado a una trama donde cada movimiento puede convertirlo en víctima o en pieza clave de un juego político letal.

El formato de cinco episodios sugiere que tendrá una narrativa tensa y concentrada, apoyada en una reconstrucción histórica rigurosa y en una estética cuidada hasta el detalle. Para Borensztein, según trascendió, se trata del proyecto más ambicioso de su carrera.
La reacción del público del Roca
La recreación fue tan lograda que numerosos pasajeros reaccionaron con sorpresa (y en algunos casos, con preocupación) al ver la simbología nazi desplegada en los andenes.
En las redes sociales comenzaron a circular fotos y videos sin contexto, lo que llevó a Trenes Argentinos a aclarar que se trataba de un rodaje autorizado.
La mezcla entre la vida real y el set cinematográfico generó momentos curiosos: pasajeros que se cruzaban con actores uniformados como oficiales del Reich, trenes circulando entre decorados bélicos y trabajadores ferroviarios compartiendo el espacio con extras caracterizados.
Una postal única, casi surrealista, en pleno corazón de la ciudad.

Apuesta ambiciosa para 2026
El rodaje continuará en distintos puntos de Buenos Aires antes de trasladarse a varias ciudades europeas. La producción apunta a posicionarse como uno de los grandes estrenos de Netflix en 2026, con aspiraciones internacionales alimentadas por el interés global en historias ambientadas en la Segunda Guerra.
Por ahora, queda la imagen poderosa (y por momentos inquietante) de una estación porteña convertida en un fragmento del pasado europeo.
Entre trenes modernos y decorados bélicos, Plaza Constitución sumó un capítulo inesperado y extraordinario a su extensa biografía, que ahora incluye haber tenido estaciones cabeceras “nazis” desde CABA a La Plata.


