Julio se transformó en el mes de la dolarización récord: casi 1,3 millones de argentinos compraron billetes por USD 3.408 millones, un 42% más que en junio, mientras que las ventas apenas llegaron a USD 367 millones, según informó el Banco Central. La cifra refleja no solo la necesidad de ahorro, sino también la reacción de los consumidores ante un dólar que, tras meses planchado, subió un 14% en el mes de vacaciones de invierno.
El gasto de los argentinos en el exterior también se disparó. Según el Balance Cambiario del BCRA, los consumos con tarjeta en dólares alcanzaron USD 1.063 millones, de los cuales USD 146 millones fueron para servicios digitales como streaming y otros USD 94 millones en compras online de productos importados, desde Shein hasta Temu. Los egresos por turismo sumaron USD 253 millones, entre transporte y servicios turísticos, consolidando julio como un mes de fuerte movimiento de divisas hacia fuera del país.
Billetes al colchón y tarjetas al exterior
El Banco Central detalló que alrededor del 70% de los consumos con tarjeta en moneda extranjera fueron pagados con fondos propios, es decir, billetes “del colchón” o depósitos en dólares. De esta manera, gran parte del gasto no generó una demanda directa en el mercado cambiario, aunque el volumen de compras de billetes reflejó que la estrategia de atesoramiento sigue siendo protagonista en un contexto económico marcado por la inflación y la incertidumbre.

“El Sector Privado no Financiero fue comprador neto de dólares por USD 282 millones, y dentro de este grupo, las personas humanas registraron egresos netos por USD 5.644 millones, principalmente por compras de billetes y divisas sin fines específicos”, señaló el BCRA. Parte de estos dólares quedan en cuentas bancarias o se utilizan para cancelar consumos en el exterior, pero no necesariamente representan inversión directa fuera del país.
El contexto económico explica la dinámica. Desde la asunción del gobierno de Javier Milei en diciembre de 2023, con Luis “Toto” Caputo como ministro de Economía, se aplicó una devaluación inicial seguida de un ajuste fuerte que logró contener parcialmente la inflación, pero golpeó el consumo y a sectores vulnerables. Programas de blanqueo y la liberación parcial del cepo cambiario, junto a un dólar fluctuando entre 1.000 y 1.400 pesos, generaron incentivos para que quienes contaban con ahorros en moneda extranjera compraran más billetes o los usaran para gastos en el exterior.
Economistas advierten sobre la sostenibilidad de este nivel de dolarización. Pablo Wende señaló que “la compra de individuos fue de 3.040 millones de dólares y se enviaron otros 2.700 millones al exterior. No son sostenibles estos niveles”, reflejando la presión que genera la preferencia por el dólar sobre otros instrumentos de ahorro o inversión.
Julio cerró así con un dólar “al rojo vivo”, marcado por el gasto récord de argentinos tanto para atesoramiento como para consumo en el exterior. Mientras algunos aprovechan la estabilidad relativa de precios para proteger sus ahorros, el resto de la economía sigue ajustando cuentas frente a la política económica de un gobierno que priorizó la contención de la inflación sobre el gasto interno.

