La ministra de Seguridad Patricia Bullrich presentó una nueva campaña para impulsar la carrera de investigador dentro de la Policía Federal Argentina. En el afiche que la promociona, se la ve señalando hacia adelante con firmeza, acompañada del mensaje: “¿Querés ser detective? Te buscamos para el DFI”.
La imagen es llamativa por sí misma, pero lo que generó comentarios no fue la convocatoria, sino la estética elegida: demasiado parecida a cierto afiche histórico de Estados Unidos, donde un señor barbado con galera y estrellas decía “I want you”.
El patriotismo puede adoptar muchas formas. Algunas nacen en la historia propia; otras cruzan hemisferios en clase ejecutiva. La comparación se volvió inevitable.
Un “déjà vu” aspiracional
La composición, el dedo, la pose y el llamado directo recuerdan a la campaña del Tío Sam que buscaba reclutas para las guerras del siglo XX. Esa figura que, en miles de películas y series, aparece como el símbolo moral y marcial de la potencia norteamericana.
Pero esta vez, en lugar de galera y barba blanca, tenemos colores celeste y blanco y una promesa: formar investigadores del crimen organizado, con entrenamiento intensivo y título universitario.

Que la idea sea profesionalizar la investigación criminal suena, de hecho, sensato. El detalle es que, por alguna razón, parece más fácil explicar esa profesionalización usando una estética importada que una identidad propia. Como si la autoridad necesitara acento extranjero para sonar potente.
Entre FBI y División Palermo
La referencia más comentada en redes vino de Santiago Korovsky, creador de División Palermo, esa serie que justamente se burla de cómo ciertas instituciones buscan construir épicas de seguridad con brochazos de marketing, autoimportancia y discursos grandilocuentes.
En la ficción, los uniformes, la simbología y los gestos aspiraban a una solemnidad que la realidad se encargaba de desmentir en cada escena.
La nueva campaña del DFI parece dialogar —sin proponérselo— con esa misma sensibilidad. Solo que esta vez, no como sátira, sino como aspiración.
Cuando la inspiración suena forzada
Según la PFA, el programa está orientado a jóvenes graduados en áreas como ingeniería, informática, ciencias forenses o contabilidad financiera, con la idea de reforzar la investigación técnica del delito. La intención es clara y razonable: una policía más preparada para tiempos de delitos complejos.
La pregunta que circula no es sobre el contenido, sino sobre el relato visual que lo envuelve.
¿Qué significa construir identidad estatal usando símbolos ajenos?
¿Es humor involuntario? ¿Es marketing? ¿O simplemente es la evidencia de un viejo sueño de reconocimiento internacional?
La imagen de Bullrich señalando sigue ahí, firme, presumiendo ser “patriótica”, convencida.
Quien la vea puede interpretarla como invitación, homenaje, réplica o reinterpretación criolla de una épica extranjera.
Cada persona decidirá qué le sugiere.
La ironía es que tal vez la campaña logre su objetivo: llamar la atención.
Solo que quizá no por el motivo que esperaba. ¿Acaso eso le importa a Bullrich?

