La localidad de Mar de Ajó, una de las más antiguas del Partido de La Costa, volverá a vestirse de fiesta este 14, 15 y 16 de noviembre de 2025 para celebrar la 56ª edición de la Fiesta Nacional de la Corvina Rubia, una tradición que combina música, gastronomía, pesca y cultura popular frente al mar.
Pero detrás de esta celebración que hoy convoca a miles de visitantes, hay una historia que comenzó hace más de medio siglo, con un grupo de vecinos y pescadores que decidieron rendir homenaje a uno de los peces más representativos del litoral bonaerense.

El origen: cuando todo empezó en el muelle
La Fiesta Nacional de la Corvina Rubia comenzó como un encuentro de pescadores locales en homenaje a uno de los símbolos naturales de la región, un pez típico del litoral bonaerense. La historia se remonta a 1968, apenas dos años después de la inauguración del muelle de la Asociación de Pesca y Náutica de Mar de Ajó, que con sus 270 metros se convirtió en el más grande del Partido de La Costa. Fue allí donde un grupo de aficionados, motivados por la abundante captura de corvinas de aquel año, organizó el primer concurso de pesca de corvina rubia.

Aquella primera edición fue modesta y deportiva: se limitaba al concurso, la entrega de premios, una cena de gala y la elección de una reina. Pero sentó las bases de una tradición que, con el tiempo, trascendió las cañas y las redes para convertirse en una fiesta del pueblo entero.
En 1983, la Comisión Directiva del club reunió los antecedentes del evento, que ya se realizaba sin interrupciones, y elevó una solicitud para que el encuentro fuera reconocido como Fiesta Nacional. El pedido, respaldado por la Municipalidad de La Costa y el Ministerio de Economía de la Nación, destacaba “la trascendencia y jerarquía alcanzada por este acontecimiento”, convirtiéndola oficialmente en la primera Fiesta Nacional del Partido de La Costa.

Una celebración que creció con el pueblo
Desde entonces, la Fiesta de la Corvina Rubia se consolidó como el evento más importante del calendario local. Con los años, se sumaron espectáculos musicales, ferias gastronómicas, puestos de artesanos y un desfile institucional en el que participan escuelas, clubes y entidades intermedias.

El epicentro del festejo es el Camping Municipal General Lavalle, sobre las calles Pueyrredón y Francisco de las Carreras, donde cada noviembre se levantan escenarios, stands y patios de comidas. En ese espacio, los visitantes pueden degustar las clásicas corvinas asadas gratuitamente, mientras artistas locales y nacionales llenan el aire de música.
La fiesta fue creciendo en magnitud: hoy convoca a más de 700 pescadores en el concurso y a miles de turistas que llegan desde distintos puntos de la provincia. En ediciones recientes, pasaron por su escenario figuras como Bersuit Vergarabat, Los Charros y La Nueva Luna, junto a bandas locales que encuentran allí una oportunidad para mostrarse.

La edición 56: música, pesca y tradición
Este 2025, la programación se extenderá durante tres jornadas con entrada libre y gratuita.
- Viernes 14 de noviembre: apertura con Sin Rumbo.
- Sábado 15: noche bailable con Los Charros.
- Domingo 16: cierre principal con La Nueva Luna, Los Francheros, KM33 y Autóctonos.
Además del concurso de pesca de corvina rubia, habrá feria de emprendedores, puestos gastronómicos, actividades familiares y sorteos, en un ambiente que mezcla mar, música y tradición.
La inscripción para el concurso, que abrió en agosto, tuvo un valor de $100.000 (con posibilidad de abonarse en dos cuotas) y premios de hasta $10 millones para el primer puesto, además de sumas menores para los siguientes clasificados.

Mucho más que una fiesta de pesca
Más allá de su costado deportivo, la Fiesta Nacional de la Corvina Rubia refleja la identidad profunda de Mar de Ajó. Su celebración coincide con la llegada del cardumen de corvinas a las costas bonaerenses, un fenómeno natural que marca el comienzo de la temporada alta y simboliza la unión del pueblo con el mar.
La corvina rubia —pez típico del litoral bonaerense— es protagonista tanto en las cañas de los pescadores como en las parrillas de los puestos, y resume en su figura el espíritu de una comunidad que nació del trabajo, la pesca y el turismo.
Con sus 56 años ininterrumpidos de historia, la fiesta se transformó en un hito cultural del verano costero y en un punto de encuentro entre generaciones: los pioneros que la fundaron en los ’60 y los jóvenes que hoy la reinventan cada noviembre.

