En la provincia de Buenos Aires, a orillas del Delta del Paraná, existe un fenómeno que desafía explicaciones simples. Se trata de una pequeña isla de forma circular perfecta que, sin intervención humana, gira lentamente sobre sí misma. Conocida como El Ojo del Delta, esta formación natural ha captado la atención de expertos y curiosos por igual.
La isla está ubicada sobre un pequeño lago también circular, rodeado de vegetación espesa y canales de agua que conforman el paisaje típico del Delta. Lo que la hace extraordinaria no es sólo su silueta precisa, sino el hecho de que está en constante movimiento rotacional, como si tuviera vida propia. Desde el aire, la imagen recuerda a una pupila que se abre paso en la selva de ríos: de allí su nombre.
Un misterio registrado desde hace años
Las primeras imágenes satelitales que constatan la existencia de El Ojo datan de 2003, pero fue recién en 2016 cuando la isla se volvió popular, gracias al cineasta argentino Sergio Neuspiller. Mientras buscaba locaciones para un proyecto, Neuspiller descubrió la isla y, junto al ingeniero hidráulico Ricardo Petroni, impulsó una expedición con drones, buzos y sensores para estudiar la rareza del lugar.
Según los primeros análisis, el movimiento de la isla estaría causado por corrientes de agua subterráneas que erosionan su perímetro, generando ese giro natural. Se trataría, en esencia, de una plataforma flotante separada del fondo, sostenida por una franja de agua que actúa como anillo móvil. El fenómeno es similar a los discos de hielo que giran en ríos de Escandinavia o América del Norte, aunque mucho menos común en climas templados como el del Delta.
La isla mide unos 118 metros de diámetro, pero los expertos advierten que podría disminuir de tamaño con el paso de los años, producto de la erosión constante.
Naturaleza, ciencia y algo de leyenda
Aunque la ciencia ofrece hipótesis lógicas, no faltan quienes encuentran en El Ojo una dimensión esotérica. Algunos lo relacionan con fenómenos paranormales, portales energéticos o incluso avistamientos de ovnis en la zona. Estas versiones no tienen pruebas verificables, pero suman atractivo al mito.
En cualquier caso, El Ojo del Delta se convirtió en uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Buenos Aires. No es de fácil acceso —sólo se puede llegar por lancha a través de canales secundarios del Delta—, pero su existencia ya está documentada en estudios, notas científicas y recorridos de exploración.
En un rincón húmedo del Delta argentino, entre juncos y agua turbia, una isla gira sin explicación definitiva. Y mientras tanto, El Ojo sigue observando.