El COVID-19 volvió a instalarse en la agenda sanitaria argentina tras un rebrote en Formosa y un aumento sostenido de la positividad a nivel nacional. Según los datos oficiales, uno de cada cuatro pacientes que hoy consultan en guardias por síntomas gripales da positivo, lo que representa el triple de los registros de hace un mes. Este escenario se da en un contexto de caída histórica en la aplicación de vacunas y de demoras en la distribución de nuevas dosis, principalmente del laboratorio Pfizer.
En Formosa, la provincia que primero alertó sobre la situación, se realizaron 1.422 tests en la última semana epidemiológica, de los cuales 341 fueron positivos, con una positividad del 24%. La capital concentró la mayor cantidad de diagnósticos, seguida por El Colorado, Laguna Blanca, Estanislao del Campo y Clorinda. Actualmente, el distrito registra 408 casos activos, 164 altas en los últimos siete días y, por el momento, ningún paciente internado. Este incremento llevó a las autoridades provinciales a recomendar medidas de prevención que habían quedado en segundo plano: lavado frecuente de manos, uso de barbijo en espacios cerrados, ventilación cruzada y evitar lugares concurridos.
A nivel nacional, expertos remarcan que la enfermedad nunca dejó de circular y que alterna su prevalencia con otros virus respiratorios como influenza o VSR.
La vacunación contra el SARS-CoV-2 es voluntaria en Argentina, pero continúa siendo recomendada de manera enfática, especialmente en los grupos de mayor vulnerabilidad: mayores de 50 años, embarazadas e inmunocomprometidos, quienes deben aplicarse un refuerzo cada seis meses. Para personas con comorbilidades no inmunosupresoras, trabajadores de la salud y personal estratégico, el refuerzo corresponde a los seis meses y luego de forma anual. Para el resto de la población, entre los 6 meses y los 49 años sin factores de riesgo, la recomendación es una dosis anual.
Vacunación y baja cobertura
Pese a estas indicaciones, la cobertura cayó de manera drástica. Mientras en 2023 se aplicaron casi 3,8 millones de dosis, en 2024 la cifra descendió a 1,7 millones y, hasta noviembre de 2025, apenas superó las 343.000 aplicaciones. De acuerdo con el Boletín Epidemiológico Nacional, los motivos de este descenso incluyen la baja percepción de riesgo, la circulación de noticias falsas, problemas logísticos y rotación del personal sanitario. En paralelo, el documento oficial registró dos picos de contagios en 2024 y un incremento desde la semana 34 de este año.
En este panorama se suma otro problema: la falta de vacunas en varias provincias. Formosa fue la primera en denunciarlo, pero luego se sumaron distritos como Mendoza y Buenos Aires. En Misiones y Tucumán, en cambio, todavía cuentan con cierto stock. La Ciudad de Buenos Aires no detalló su disponibilidad actual.
Consultado por la demora, el Ministerio de Salud nacional explicó que existe “una demora administrativa en la liberación de un lote de vacunas que ya se encuentra en el país”, aunque evitó dar precisiones. Desde Formosa indicaron que el cargamento estaba retenido en la Aduana, pero fuentes del organismo lo negaron. Sectores de la industria atribuyen la situación al estatus legal de la vacuna de Pfizer, que aún mantiene el registro de uso de emergencia, a diferencia de países como Estados Unidos, donde ya cuenta con aprobación definitiva.
En los vacunatorios públicos hoy están disponibles las dosis Spikevax monovariante XBB.1.5 (Moderna) y la bivariante Original/Ómicron BA.4/BA.5 (Pfizer-BioNTech). Además, se ofrece en farmacias la vacuna argentina ARVAC, basada en proteínas recombinantes. De acuerdo con el infectólogo pediatra Eduardo López, estas vacunas brindan protección contra variantes recientes, incluida la JN.1 y la llamada “Frankenstein” (XFG): “No es una protección absoluta, pero probablemente evita la enfermedad grave”.
Desde el inicio de la pandemia, y hasta el 16 de noviembre de 2025, Formosa acumuló 151.429 casos confirmados, 149.593 recuperados y 1.351 fallecimientos. Aunque los cuadros actuales presentan menor gravedad y no se registran internaciones, las autoridades coinciden en que el descenso en la vacunación, sumado a las demoras administrativas para distribuir nuevas dosis, configura un escenario que exige reforzar los cuidados y la inmunización para evitar nuevos brotes.

