¿Sabías que Piriápolis, nombre con el que bautizaron a un popular balneario en Uruguay, pudo haber sido creado en Argentina? ¿Y mejor aún, en Punta Lara, provincia de Buenos Aires? Un fotógrafo se metió de lleno entre el interior del predio obteniendo registros increíbles del Palacio Piria e, indirectamente, nos llevó a descubrir parte de su historia. En esta nota te la contamos.
La construcción que dio vida a un imponente palacio de estilo renacentista fue iniciada por Luis Castells, un hombre millonario que se destacó principalmente -y no es menor cosa- por haber sido el fundador de Villa Elisa. Según los relatos de la época, Castells habría quedado enamorado de Punta Lara por lo que se embarcó en la creación de un notable palacete de unos 1.500 metros cuadrados frente a la costa del Río de La Plata comprando la Estancia Punta Lara de la provincia de Buenos Aires a Jorge Bell.
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La ubicación precisa de la que supo ser una lujosa mansión y sede de fiestas de clase alta argentina a principios del siglo XX está entre las calles 26 y 40 del Camino Costanero Almirante Brown de Punta Lara.
El autor de las imágenes es Adrian Campanelli, fotógrafo platense y quien, consultado por INFOCIELO sobre cómo llegó hasta el Palacio, indicó el motivo que lo hizo volver para explorar mejor el atractivo cercano a Punta Lara: “Una vez pasé por ahí, lo vi y me generó curiosidad… No conocía la zona, busqué en Internet y empecé a leer sobre su historia”.
Adrián es camarógrafo de televisión pero se dedica a la fotografía como un proyecto personal: en su cuenta de Instagram comparte con frecuencia curiosidades como estas y amplía sus experiencias a través de Vlogs en su canal de Youtube. “Empecé desde que empezaron las cámaras en los telefonos. Me empezó a gustar la fotografía y registrar todo. El drone fue un complemento que adquiri en pandemia y me ayudo a mostrar todo desde otro lugar”, relata.
La obra arquitectónica, distinguida como una verdadera joya para la época, fue finalizada en 1910 e inaugurada en el marco de las celebraciones de los 100 años de la Revolución de Mayo. No obstante, todas aquellas actividades protocolares fueron lideradas por un hijo de Castells, ya que Luis había fallecido previo al fin de obra.
Ahora sería imposible rememorar sus primeros años de vida, pero se ha indicado que la construcción del palacio gozaba de la presencia de 40 columnas corintias, una recepción central en semicírculo rodeada por suntuosas escaleras de mármol blanco traído de Carrara, puntillosos y coloridos trabajos en venecitas y una amplia proliferación de balaustres, fuentes y estatuas. Tanto las puertas como los marcos del Palacio Piria fueron trabajados en pinotea traída de España.
Piriápolis pudo haber estado en Argentina
Como mencionamos anteriormente, Piriápolis podría haber sido el nombre que definiera a una localidad balnearia en Argentina, y más precisamente en la provincia de Buenos Aires. Quizás ya te has imaginado de qué se trata y si desconoces la referencia a continuación te contamos: Punta Lara habría sido, en una primera instancia, la costa que cautivó a Francisco Piria, de quien el Palacio lleva actualmente el nombre.
Piria fue un empresario uruguayo excéntrico que llegó a la zona en busca de crear un spot turístico proyecto que, no habiendo logrado en la provincia de Buenos Aires, retomó en su Uruguay natal. Adquirió la propiedad en 1926 luego de que, tras la muerte de Luis Castells en 1907, la misma fuera vendida por su heredero.
Según dicen, Piria era un estudioso de las ciencias herméticas y se consideraba un alquimista. Entre los arreglos que hizo en la propiedad, además del revestimiento en habitaciones y la sala central, también mandó construir un cuarto secreto en el palacio, detrás de una biblioteca, donde instaló su taller de alquimia.
Cuando Piria se retira del palacio, el Gobierno bonaerense toma posesión de sus instalaciones por expreso pedido de su parte -el cual consta en su testamento-. En paralelo, en la zona circundante al Palacio Piria comenzaron a expropiarse terrenos y el predio conserva actualmente 12 hectáreas de las casi 5.000 hectáreas originales que supo tener.
En el año 2002 fue declarado Monumento Histórico y Bien incorporado al Patrimonio Cultural por la Legislatura provincial, protegiendo así al patrimonio e imponiendo una limitación al dominio privado. En ese interín de tiempo, ha estado bajo la órbita del Servicio Penitenciario y del Ministerio de Acción Social, y se desempeñó como sede de un centro comunitario para la tercera edad, instituto de menores y colonia de niños huérfanos.
No obstante, si bien hoy en día cuenta con custodia policial para evitar la usurpación del espacio, como todo sitio abandonado, con el paso del tiempo ha sido saqueado y vandalizado: con estructuras agrestes y paredes cubiertas de grafitis, el actual aspecto del lugar es miserable.
Historia que vale la pena recuperar
¿Y ahora, cuál es la suerte de este lugar? En varios intentos, el municipio de Ensenada ha conseguido la cesión temporal del Palacio para su jurisdicción, logrando así tener dominio siempre y cuando se comprometieran las autoridades “con cargo de destinar el predio a actividades culturales, recreativas y de preservación del edificio histórico”.
Sin embargo, al no encontrarsele un uso que lo reactivara, el Palacio Piria volvió al Estado provincial. Pero la toalla no se tira… ¿Quién dijo que todo está perdido? Con la asunción de Axel Kicillof como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en enero del 2020, en el Ministerio de Economía se aprobó un nuevo organigrama que da lugar a una Dirección de Recursos Inmobiliarios Fiscales.
De la adecuada gestión de aquella entidad dependerá la conservación y recuperación de un espacio de gran impronta histórica y cultural para el partido de Ensenada: tanto funcionarios provinciales como trabajadores del municipio mencionado se encontrarían trabajando en un plan de puesta en valor que abunda en propuestas de uso pero escasea en recursos económicos.
Quizás en algún tiempo camino a Punta Lara lo podamos visitar convertido en un espacio cultural habilitado para presentaciones de artistas y/o propuestas artísticas o un sitio que, siguiendo con uno de los objetivos de quienes han sido propietarios del lugar, se convierta en un spot cultural, recreativo y/o gastronómico, ideal para visitantes y turistas. ¿Qué te gustaría ver en el Palacio Piria?
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