El fallecimiento de Cristian Kleine, reconocido pionero de la siembra directa en el sur bonaerense, genera un doble sentimiento en el distrito bonaerense de Tornquist. Productores y dirigentes del agro lamentan la pérdida de un referente que promovió prácticas sustentables durante casi cuatro décadas, acercando a jóvenes y estudiantes al sistema de producción más respetuoso del suelo.
Pero la historia personal de Kleine incluye un vínculo familiar directo con la dictadura militar: era yerno de Jorge Videla y administrador de la Estancia Funke, propiedad que controla el acceso al Cerro Tres Picos, uno de los espacios naturales más emblemáticos de la provincia. Este cruce entre reconocimiento productivo y conexiones históricas polémicas marca un legado con claroscuros que no puede soslayarse.
LAS DOS CARAS DE LA VERDAD HISTÓRICA
Por esa causa la historia de Kleine no puede contarse únicamente desde la faceta de ícono del campo bonaerense y argentino en general. Detrás de ese reconocimiento público por su aporte al agro, también hay que recordar que su vida personal y sus vínculos familiares lo conectan con una de las épocas más oscuras de la historia argentina.
Tornquist, el pueblo donde residió y desde donde administraba la Estancia Rodolfo Funke, escenario de su última gestión, tiene un pasado cargado de contradicciones: es la localidad donde Jorge Videla, exdictador condenado por crímenes de lesa humanidad, tenía vínculos estrechos y todavía contaba con simpatizantes.
Kleine era yerno de Videla, casado con su hija. Además, ejercía funciones administrativas en la Estancia Funke, propiedad privada que incluye el Cerro Tres Picos, el punto más alto de la provincia de Buenos Aires y lugar de acceso regulado para excursionistas y turistas.
Esto lo posicionaba como un actor central en la gestión de un área natural de relevancia, cuyo uso y administración dependían en gran medida de permisos otorgados por la familia.
La combinación de su rol económico y su vinculación familiar lo situaba en la intersección de lo público y lo privado, en un espacio cargado de simbolismo histórico.
La relación de la familia Videla con Tornquist se remonta a décadas.
Antes de su detención por la apropiación de bebés, Jorge Videla era visitante habitual del pueblo, asistía a misa los domingos y mantenía relaciones sociales con vecinos influyentes. Algunas de estas visitas eran recibidas con elogios por parte de ciertos sectores locales, una situación que revela la persistencia de posturas autoritarias y la complejidad de la memoria histórica en la región.
En Tornquist, los nietos del exdictador asistieron en sus años de estudiantes a la escuela local, y la presencia de su hija y su yerno —Kleine— son ejemplos de los lazos de la familia con la comunidad.
LA ESTANCIA, POLÉMICA POR SU PROPIEDAD PRIVADA
La Estancia Funke, donde Kleine actuaba como administrador, es un predio que combina producción agrícola y ganadera con zonas de alto valor ambiental y recreativo, como el Cerro Tres Picos.
El control de estas tierras le permite, directa o indirectamente, decidir sobre el acceso y el uso del lugar, regulando excursiones, investigaciones y actividades turísticas.
Esta posición de poder dominante dentro de un espacio natural de relevancia provincial añade una capa de complejidad a su figura, mezclando el legado agropecuario de Klein con un contexto social e histórico cargado de controversias.
Además, la localidad de Tornquist conserva memoria viva de las tensiones de la dictadura militar y cívica de los años 70. Familias de desaparecidos, como la de Joli Garófoli, ya narraron las dificultades de convivir en un pueblo donde algunos vecinos todavía defienden públicamente el accionar de Videla y sus seguidores.
Los testimonios muestran un microcosmos donde la indiferencia, la complicidad y el olvido se entremezclan, dejando espacios de disputa sobre la memoria colectiva y los valores históricos.
El fallecimiento de Kleine, entonces, no marca únicamente el fin de una trayectoria en el agro; también deja al descubierto la continuidad de la influencia de ciertos actores vinculados a la dictadura sobre territorios, recursos y memoria social en Tornquist.
LA MIRA EN COMO PIENSA EL SUR BONAERENSE
En este sentido, la figura de Kleine se vuelve representativa de las complejidades del sur bonaerense: un territorio donde los avances productivos coexisten con la sombra de un pasado militar, donde la historia personal y familiar se cruza con la memoria de los hechos de los años 70 y sigue siendo objeto de debate y polémica.
Su muerte permite mirar con atención estas capas de la realidad local, poniendo en perspectiva que la historia individual de los vecinos de Tornquist no puede separarse de la historia colectiva de esa especial región de la provincia de Buenos Aires.
Así, la despedida de Cristian Kleine se convirtió en un momento para volver a mirar y admirar su legado en la agricultura y la siembra directa, pero sin dejar también de destacar cómo ciertos vínculos familiares y administrativos reproducen, aún hoy, la presencia simbólica de actores asociados a los episodios más dolorosos de la historia argentina.
La memoria de Tornquist, entre la producción agropecuaria y los fantasmas del pasado, sigue siendo un territorio donde se mezclan logros, sombras y contradicciones.