La Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) mostró una cruda radiografía de la actividad del sector en el marco del Día de la Industria que se conmemora este 2 de septiembre.
“No hay nada que festejar” sentenciaron al describir la caída de las principales ramas de la cantidad y la pérdida de 33 mil empleos directos y de un total de 130 puestos de trabajo si se toman en cuenta a sectores como la minería o la construcción.
Las cifras fueron reveladas en una conferencia de prensa que contó con la pariticipación de Abel Furlán (UOMRA), Ricardo Pignanelli (SMATA), Héctor Ponce (ATILRA), Hugo Benítez (AOTRA), Agustín Amicone (UTICRA), Héctor Laplace (AOMA) entre otros.
“Una industria en retroceso”, el diagnóstico de los sindicatos
A través de un documento conjunto, la CSIRA denunció que la industria Argentina “atraviesa el momento más difícil de las últimas décadas. A casi dos años de la asunción del actual gobierno, las políticas de apertura indiscriminada de importaciones, desmantelamiento de políticas de incentivo, atraso cambiario, despidos, reducción salarial y tope a las paritarias, golpean duramente a las fábricas, a sus trabajadores y desarman la estructura productiva nacional” señalaron.
Y repasaron números e indicadores lapidarios: En 2024, la producción industrial retrocedió un 10% y 15 de las 16 ramas industriales se contrajeron. En tanto, el primer semestre de 2025 muestra una nueva caída (-1,6% vs. diciembre 2024), con 9 de 16 ramas aún por debajo de los niveles a fines de 2023 (INDEC).
Las consecuencias sobre el empleo y las condiciones de trabajo
De acuerdo al relevamiento sindical, entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, se perdieron 33.183 puestos de trabajo en el sector industrial manufacturero (SIPA).
En los sectores de minería y construcción, la pérdida de puestos de trabajo fue de 97.130 lo que representa un total de 130 mil nuevos desocupados.
Además alertaron el avance de “un modelo que reemplaza empleo de calidad por trabajo inestable y mal pago, profundizando la crisis social y debilitando el tejido productivo nacional” dijeron. “Vivimos un tiempo signado por la precariedad, los bajos salarios y la ausencia de derechos laborales” explicaron.
“Los salarios reales del sector se ubican por debajo de los niveles de noviembre 2023 y
el conflicto laboral se agudiza” lamentaron.
En cuanto al cierre de fábricas, indicaron que en los últimos dos años “se perdieron 1.482 empresas de la industria manufacturera y 1.669 firmas activas vinculadas a la construcción” detallaron
A nivel de la minería, se explicó que pese al crecimiento del litio, “la explotación minera se mantiene estancada y con caídas en empleo desde 2024”, cuando comenzó la paralización de la obra pública.
Desde CSIRA mencionaron que solo los hidrocarburos muestran dinamismo, pero “con escaso efecto positivo sobre la industria nacional” y afirmaron que lejos de los planteos del gobierno de Javier Milei, la apertura y el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), “favorecen la importación de insumos y mano de obra por parte de las empresas petroleras y mineras, desalentando así el crecimiento de la industria local y la generación de valor agregado nacional”.
Apertura con atraso cambiario “el combo letal”
Finalmente, los sindicatos industriales apuntaron contra el “atraso cambiario” aplicado por el gobierno nacional: “La desindustrialización es política.Mientras el gobierno actuó con un enorme activismo para favorecer las importaciones —mediante la reducción de impuestos y la apertura total—, no se implementó ninguna medida de alivio fiscal, crediticio o de fomento para la producción local” advirtieron.
“A la industria nacional no le otorgó un solo beneficio. Desmanteló todos los mecanismos de
apoyo industrial, científico, técnico y financiero” concluyeron.
Y cargaron contra el superávit “ficticio” de la gestión de Javier Milei: “No hay plata: salvo para la patria financiera. El gobierno se jacta de haber logrado superávit en las cuentas públicas a costa de un fenomenal ajuste de gastos sobre los sectores más necesitados de la sociedad: salud, educación, ciencia y tecnología, jubilados, obras públicas, políticas sociales. Lo que cambió es la composición: mientras los trabajadores y jubilados ven reducir sus ingresos, los especuladores redoblan la apuesta y se llevan la plata que, supuestamente, no hay” finalizaron.