Para entender la caída del tratamiento de lo que pidió el Axel Kicillof, que llamó “ley corta”, que no era ni más ni menos que un mini presupuesto, hay que remontarse a la semana pasada, cuando el sillón de calle 6 fue ocupado por la vicegobernadora y presidenta del Senado, Verónica Magario por el viaje del gobernador a Nueva York.
En esos días, la matancera se reunió con Christian Gribaudo, jefe de la bancada del PRO. En ese momento, el amarillo no cerró las puertas para una aprobación, pero le dejó en claro que había condicionamientos para realizarlo: tratar el Presupuesto y la Ley Impositiva antes de diciembre y que el fondo para municipios no esté atado a la deuda que se tome, que sea fijo y de implementación inmediata.
Para esa fecha, UCR-Cambio Federal ya había lanzado el misil tierra-aire: “No hay aprobaremos más endeudamientos sin el Presupuesto 2026 ni la Ley Impositiva”. Esto dejó sin margen de negociación con un bloque que cuenta con 6 bancas.
Los únicos innegociables son los cuatro de La Libertad Avanza, el resto está dispuesto a “darles las herramientas que necesitan Kicillof”, como avisó el bloque Unión y Libertad que integran Carlos Kikuchi, Silvana Ventura y Sergio Vargas.
Si todos los peronistas acompañan (milagro de navidad en este año legislativo que ocurra), son 21, para llegar a los dos tercios necesitan 10 votos más de piso, Magario se comprometió a conseguirlos, pero no contaba con el poco margen de negociación. Desde el Ejecutivo le dijeron que para la ley corta no había negociación, que se apruebe y en las charlas del Presupuesto se verán los pedidos. Ante esto, Magario se jugó su última carta: la reunión de labor legislativa, pero no contaba con el viejo y nunca bien ponderado “fuego amigo”.
EN LABOR ESTALLÓ TODO POR LOS AIRES
Pasadas las 14 horas se reunieron los presidentes de bloques con Magario y algún otro legislador más. Los mozos, siempre atentos y muy amables, comenzaron a consultar qué iban a tomar, pero lo primero que se escuchó fue “se trata todo o nada”, de un opositor. Teresa García fijo la posición de su bloque, oficialista, pero mayoritariamente cristinista: Coincidimos, se debe tratar todo y no ley corta. Palabras más, palabras menos, fue lo que escuchó Magario y rápidamente supo que no podría brindarle a su compañero de formula una buena noticia.
Mientras los mozos esperaban bandeja en mano para poder conocer que se iban a servir los senadores, Magario pidió que se sesione de todas formas, era una manera de salvar el papelón de haber convocado sin los votos necesarios. Entonces la secretaría legislativa se puso a buscar proyectos que estuvieran en condiciones de ser tratados, más allá de la cantidad de declaraciones varias que había en el Orden del Día. El Senado ayer cumplía 100 días exactos sin sesionar y solo de había juntado ordinariamente dos veces en este 2025. Demasiado poco.
TODO COMENZÓ AYER
La certeza más contundente fue la dejada por un legislador opositor a la pasada al indicar qué “hoy realmente entendieron que tienen que negociar y se comenzó a hablar de manera sería que es lo que se necesita en la Provincia”.
Lo que este legislador opositor dice no dista mucho de lo piensa Unión por la Patria, en donde Kicillof solo tiene dos senadores puros (Borgini y Durán). Por la mañana se reunió el peronismo encabezado por María Tersa García. Del encuentro participó el bloque del Senado, pero también se incorporaron los diputados Alexis Guerrera (presidente del cuerpo) y Facundo Tignanelli (presidente de bancada).
En esta reunión, si bien no se subió el tono, el clima no fue el mejor. Se pidió apoyo al gobernador, se contestó que le aprobaron todo, pero La Cámpora entendía que era el momento de cubrir cargos en organismos y empresas provinciales, tratar los gastos del año entrante y no solo una ley corta. El Ejecutivo estaba parado en su posición: se negocia con la ley corta aprobada. Nadie se movía de su posición, por ende, las mismas nunca se acercaron y todo estalló.
Lo cierto es que tanto opositores como oficialismo hicieron causa común y no le dieron a Kicillof las herramientas que pidió hace más de tres meses. Se abre una semana de negociaciones, que no serán nada fáciles, según auguran los conocedores de la rosca legislativa. El más optimista dice que entre miércoles y jueves de la semana que viene (corta por el feriado) podría haber sesión de ambas Cámara y que el gobernador finalmente sonría, otros, más pesimistas, sostienen que hasta después de las elecciones del 26 de octubre la Legislatura no verá acción.