El Tribunal Oral en lo Criminal Nº7 de San Isidro volvió a poner en marcha la causa por la muerte de Diego Armando Maradona y fijó para el 17 de marzo de 2026 el inicio del nuevo juicio. Fue el paso formal que reactivó un expediente cargado de acusaciones cruzadas, errores médicos señalados desde el primer día y un entorno que nunca dejó de estar bajo sospecha.
La decisión llega después de que el primer debate oral quedara sepultado por un escándalo interno: la destitución de la jueza Julieta Makintach, quien había grabado material audiovisual en secreto para un documental mientras dirigía el proceso. Esa maniobra —que golpeó la credibilidad del juicio y dejó todo en cero— obligó a una audiencia preliminar el 12 de noviembre para reordenar pruebas y pedidos pendientes.
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Con ese trámite cumplido, los jueces del TOC 7 confirmaron que en el banquillo se sentarán ocho profesionales de la salud, todos acusados de homicidio simple con dolo eventual. Para la Fiscalía, el equipo médico que atendió al Diez en su internación domiciliaria de 2020 conocía el riesgo extremo en el que estaba el exfutbolista y, aun así, mantuvo un esquema de atención deficiente.
Entre los imputados vuelven a estar en el centro de la escena el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov. En las últimas semanas habían intentado frenar o modificar el rumbo del proceso: Luque pidió un juicio por jurados —pero los magistrados lo rechazaron por haber sido presentado fuera de plazo— y Cosachov buscó evitar una nueva instancia, argumentando vulneración de derechos. Nada prosperó.
También llegarán a juicio el psicólogo Carlos Díaz, los enfermeros Ricardo Almirón y Mariano Perroni, la médica Nancy Forlini y el clínico Pedro Di Spagna. La pregunta que sobrevuela la causa sigue siendo la misma desde noviembre de 2020: si la internación domiciliaria, montada tras la operación por un hematoma subdural, cumplió con los estándares mínimos para garantizar la salud del astro.
Con fecha confirmada y un tribunal decidido a retomar el camino que quedó trunco, la investigación por la muerte de Maradona vuelve a escena. Y lo hace con un clima de tensión propio de los expedientes donde la figura del Diez —y la sombra de sus últimos días— todavía tiene peso de tormenta.

