El estallido fue inesperado. En cuestión de minutos, el video de Andrés “Duka” Ducatenzeiler (ex presidente de Independiente y hoy convertido en streamer o influencer de culto) recorrió todas las redes sociales como un incendio en un pastizal seco.
Desbordado, agitado y visiblemente alterado, se grabó desde lo que él aseguró que era la Clínica Arcos, lanzando una amenaza brutal contra periodistas y creadores de contenido que, según él, “mienten” sobre su vida.
La escena es tan desconcertante como preocupante: un Duka fuera de sí, jurando “matar con mis propias manos” al próximo que lo difame, mientras una mujer llamada María aparecía como supuesto testigo de lo que estaba viviendo.
Las primeras reacciones
A partir de ahí, las especulaciones crecieron sin pausa. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué estaba internado? ¿Qué había detonado ese mensaje? ¿Era real lo que mostraba el video o estaba confundido?
El desconcierto fue tal que hasta sus propios seguidores, siempre muy activos, frenaron el chiste fácil y la chicana para pasar directo a la preocupación.
Las primeras señales de calma las intentó dar Emiliano Coroniti, su colega en el mundo del streaming, quien publicó: “Duka está bien, lo vi bien, con familia y amigos”. El mensaje buscó bajar la espuma, pero los interrogantes siguieron flotando.
El mensaje de la familia
Unas horas más tarde, desde la cuenta oficial de Instagram de Duka, su círculo íntimo publicó un comunicado escueto pero tranquilizador: “Duka está bien y estable, gracias por sus mensajes de preocupación y afecto. Atte. familiares y amigos”. Dentro de lo poco que se difundió oficialmente, esta fue la confirmación más concreta.
Aunque no hay un parte médico formal, distintas fuentes cercanas coinciden en que el motivo de la internación habría sido un cuadro de fuerte estrés y ansiedad, posiblemente un ataque de pánico.
No sería algo nuevo en su historia personal. Él mismo habló varias veces de sus problemas de salud mental, de períodos depresivos profundos y de internaciones previas.
Los cambios bruscos de ánimo, la verborragia intempestiva y la dificultad para lidiar con la exposición pública son aspectos que él siempre reconoció sin filtros, casi como parte de su personaje pero también como parte de su vida real.
Un contexto emocional complejo
En este caso, el video volvió a poner en evidencia ese costado vulnerable. Más allá del impacto que generó su tono amenazante (que, para muchos, fue síntoma antes que declaración de guerra), lo cierto es que las personas que lo rodean hablan de un cuadro emocional complejo que venía empeorando en los últimos días.
Por ahora, la situación parece controlada. Está acompañado por su familia, contenida la crisis inicial y bajo supervisión profesional. Pero el episodio deja al menos dos certezas: la primera, que Duka atraviesa un momento delicado; la segunda, que la exposición pública, los conflictos mediáticos y la presión constante del mundo del streaming no siempre se llevan bien con quienes ya vienen cargando mochilas pesadas.

