Aunque ya parezca un técnico consolidado en el plantel tripero, Zaniratto lleva solo cuatro partidos dirigidos en este segundo ciclo como DT interino y ya le alcanzó para genera una revolución tripera. Un interinato que comenzó con el pie izquierdo, pero que se acomodó con un triunfo histórico y que sigue dando pelea.
Así como ocurrió en su primer ciclo como técnico interino del plantel superior -en febrero de este año-, Zaniratto comenzó con una derrota: Independiente en su primera experiencia y Estudiantes en su segunda intervención. Sin embargo, en ambas oportunidades logró recuperarse e hilvanar triunfos consecutivos, en este caso tres que fueron claves para la clasificación a los playoffs.
El técnico del Lobo pareció encontrar la fórmula para que el equipo funcione y de pelea. No solo desde lo futbolístico, sino también desde lo actitudinal, la entrega y el compromiso. El triunfo ante River en el Monumental cambió el semblante y los jugadores tomaron una confianza que hace mucho no tenían y que les permite soñar, ¿por qué no?, con el título.

La fórmula de Zaniratto para la salvación y la clasificación
El Lobo sacó 9 puntos de 12 posibles con Zaniratto al frente del plantel. El DT no llegó para ser un interino más, sino para imponer su impronta y generar cambios. El primero, el más resonante, fue la exclusión de Gastón Suso, hasta el momento capitán, y la apuesta por Enzo Martínez, que hasta el momento tenía 52 minutos en el campeonato.
Por otro lado, se jugó un pleno con Nicolás Barros Schelotto, a quien seguía de cerca en Reserva y a quien le dio una chance de entrada ante el Pincha en UNO. El heredero fue creciendo poco a poco y en solo cuatro partidos se adueñó del mediocampo del equipo, dejando relegados a Garayalde y Seoane, que luego de la dura derrota ante Central perdieron mucha consideración.
Además, el técnico eligió a Insfrán como capitán y ya no tiene en cuenta a dos futbolistas con poco rodaje: Juan Pérez y Sebastián Lomónaco, quienes no fueron ni al banco de los suplentes desde su llegada. En ese sentido, confió en Manuel Panaro, en Alejandro Piedrahita y en Jeremías Merlo, quienes respondieron y se ganaron su lugar por encima de Norberto Briasco.
Como si fuera poco, encontró en el Chelo Torres el mejor desempeño del goleador. Un gol en cada una de las últimas tres victorias y una pieza fundamental para el equipo. En definitiva, al cambio de aire, a la renovación y a la nueva mentalidad que logró despertar en el equipo, Zaniratto agregó cambios acertados, no le tembló el pulso al momento de borrar jugadores y los resultados lo respaldaron. De momento, una fórmula infalible.


