El fútbol argentino no para de sorprender. Y no precisamente para bien. En una liga en la que los arbitrajes están desde hace tiempo bajo la lupa, ahora no solo lo que pasa dentro de la cancha está bajo un manto de sospecha, sino también lo que sucede afuera. La disputa entre Estudiantes y AFA sumó un nuevo (y escandaloso) capítulo este lunes.
Para comprender la real magnitud de la situación hay que empezar por lo que sucedió el fin de semana. El Pincha, obligado a realizar el pasillo al campeón designado por AFA, eligió hacerlo de espaldas como señal de protesta. Ayer el Tribunal de Disciplina citó a los jugadores por incumplir un supuesto protocolo en torno al pasillo realizado en Arroyito.
Dicho protocolo fue “publicado” en el boletín N°6.625 del Comité Ejecutivo de AFA, con fecha del 14 de febrero de 2025. ¿Por qué las comillas? Porque rápidamente se corroboró que ese boletín no figuraba en la página de la Asociación en los días previos, sino que recién apareció luego de la victoria del Pincha.

Pero aún hay más: los metadatos del archivo (los datos ocultos que certifican que los documentos sean auténticos, confiables y tengan valor probatorio) dejan en evidencia que, a diferencia de los boletines previos y los posteriores que se corresponden con la fecha que se declara, el boletín en cuestión fue creado y editado el 23 de noviembre pasadas las 19:21 horas. Es decir, cuando estaba finalizando el partido entre el León y el Canalla en el Gigante.
¿Significa esto que AFA falsificó un documento? No necesariamente, puede haber pasado que el boletín físico existiera pero no hubiese sido subido con anterioridad en la página web. Como mínimo, sospechoso. Sobre todo teniendo en cuenta el nivel de detalle que se observa en la descripción de cómo debe ser un pasillo…

Horas más tarde en calle Viamonte “entró la bala”: se vieron forzados a emitir un comunicado, que lejos de esclarecer la situación, generó mayores sospechas. Además de tratarse de un texto mal escrito, con errores groseros en las fechas mencionadas y en el cual no se brinda ninguna explicación de por qué un documento de febrero tiene fecha de creación de noviembre, hubo otro inconveniente. Allí se citó al boletín N°6.661 como argumento, pero oh casualidad, el mismo tampoco estaba en la página de AFA.
Recién en horas de la madrugada el segundo boletín fantasma del pasillogate apareció, de una vez por todas, a la vista de todos. En él se da cuenta de que “se tomó conocimiento de las resoluciones publicadas” en otros boletines previos, incluido el N°6.625. La primera pregunta que queda en el aire es: ¿Por qué ninguno de los boletines fantasmas estaba en el sitio web y por qué AFA los citó cuando no estaban disponibles?
Pero los interrogantes van más allá. Además de afectar a la credibilidad de AFA, la situación amerita una investigación por parte de la justicia, con peritos informáticos de por medio: de comprobarse la manipulación de los documentos oficiales se trata de una situación muy seria, sin precedentes, que constituiría un delito grave de acuerdo al Código Penal Argentino.


