El futbolista Diego García, con pasado en Estudiantes de La Plata, fue condenado hoy a seis años y ocho meses de prisión luego de encontrarlo culpable por el delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de una joven, un hecho ocurrido en febrero de 2021 en una fiesta en City Bell, informaron fuentes judiciales.
El veredicto fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 5, bajo la presidencia del juez Ezequiel Medrano, y se ordenó su inmediata detención con arresto domiciliario bajo tobillera electrónica y custodia policial, mientras se espera que la condena quede firme.
Además, su contrato con Peñarol, actual club en el que juega, se rescindirá automáticamente.
Los hechos por los que fue condenado ocurrieron en febrero de 2021, durante una fiesta social en una quinta vinculada a Estudiantes de La Plata, club donde García jugaba en ese momento.
Según la denuncia, la víctima, una joven de 21 años que jugaba al hockey en Estudiantes, relató que García la condujo hasta un baño, la agredió físicamente, la empujó contra la pared y la violó.
Durante el juicio, la fiscalía —a cargo de Lucas Domsky— había pedido una pena de 8 años de cárcel, mientras que la querella representada por el abogado Marcelo Peña exigía 10 años efectivos.
Pruebas determinantes
Se presentaron como pruebas audios que la víctima envió después del episodio a sus amigos pidiendo ayuda, lo que fue considerado por la fiscalía como evidencia contundente de la violencia ejercida.
Además, surgieron chats entre la denunciantes y Darío Sarmiento (otro futbolista), que la querella afirmó que complicaban la defensa de García.
Por su parte, la defensa de García negó la acusación por completo, argumentando que la relación fue consensuada y apelando al principio de la duda.
En declaraciones previas al juicio, su abogado manifestó que García ya había dado su versión en la etapa de instrucción y reafirmó su inocencia.
La condena representa un fuerte golpe para García, que tiene un pasado deportivo vinculado a Estudiantes y actualmente jugaba en Peñarol.
Para la víctima, la resolución judicial simboliza un paso hacia la justicia que reclamaba desde hace años.

