Francisca Garay vive en Mar del Plata. Lucía González Orue, en Moreno. No se conocen, pero sus historias podrían cruzarse en cualquier sala de hospital público bonaerense. A ambas les detectaron cáncer de mama casi al mismo tiempo, a fines del año pasado, gracias a una mamografía de rutina. Las dos se atienden en el sistema público y coinciden en algo que repiten con la seguridad de quien ha vuelto a nacer.
Las dos fueron diagnosticadas sin haber tenido ningún síntoma. Ni un dolor, ni un bulto, ni una molestia. Nada. Y, sin embargo, el estudio reveló lo que sus cuerpos aún no habían mostrado. Cada año, unas 8.500 bonaerenses reciben el mismo diagnóstico, a razón de 23 por día. Pero no todas lo descubren a tiempo. Ellas sí. Y eso marcó la diferencia.
Detectar el cáncer de mama a tiempo puede cambiarlo todo. Según el Instituto Provincial del Cáncer (IPC) —dependiente del Ministerio de Salud bonaerense—, la mamografía es el único estudio que demostró disminuir la mortalidad.
Francisca: “Volví a nacer”
Francisca vive con su familia en Mar del Plata. Habla con serenidad, pero su historia tiene una herida profunda. Hace ocho años perdió a su madre por un cáncer de vejiga, y la tristeza se le volvió enojo. “No voy más al médico, me dije. Estaba enojada con la medicina, con la vida, con todo”.
Durante años evitó los controles. Hasta que, a fines del año pasado, una visita al Hospital Alende cambió su destino. “Tuve que ir a visitar a una persona que estaba internada y, no sé bien por qué, me puse a leer un afiche sobre cáncer de mama. Eso fue crucial, encendió algo en mi cabeza”.
Ese gesto, casi casual, la convenció de volver a consultar. Se hizo la mamografía y el resultado fue contundente: el estudio detectó un tumor en etapa inicial. El diagnóstico llegó en Necochea, pero todo su tratamiento lo hizo en Mar del Plata, en el hospital provincial.
Hoy, a casi un año de aquel día, ya operada y en recuperación, Francisca reflexiona sobre su recorrido:
“Hay días engorrosos, pero me siento otra. Como si me hubieran dado la oportunidad de volver a nacer. Ahora veo las cosas de otra forma, más tranquila, más conectada con el presente, sin anticiparme a lo malo que pueda pasar”.
Lucía: “Mi hija fue mi fuerza”
A 400 kilómetros de Mar del Plata, en Moreno, Lucía González Orue atravesaba una historia parecida. Está casada y tiene tres hijos, pero su gran compañera es Luján, la menor, de 18 años. “Es la luz de mis ojos”, dice cada vez que la nombra.
Cuando le dieron el resultado de la mamografía, estaba con ella. Escuchó las palabras “cáncer de mama” y por un instante sintió que el mundo se detenía. “Me asusté mucho. Pensé en mis hijos, en lo que podía pasar.” Pero también pensó en la Virgen, porque Luján lleva su nombre por devoción. Por eso, cuando la internaron en el hospital Mariano y Luciano de la Vega el 8 de diciembre —día de la Virgen de Luján—, sintió que no podía ser una casualidad.
La operaron al día siguiente. La intervención fue un éxito. Cuando despertó, todavía bajo el efecto de la anestesia, vio los ojos de su hija y de su marido al costado de la cama. “Me dijeron que todo había salido bien y fue un alivio enorme”, recuerda.
Desde entonces, realiza su tratamiento oncológico y controles a través del Instituto Provincial del Cáncer (IPC). Recibe medicación en el mismo hospital donde la atendieron y, con serenidad, dice que su fe la sostiene. “Sigo con fuerza, con esperanza. Cada día es un regalo.”
Un estudio que salva vidas
Tanto Francisca como Lucía accedieron a la mamografía a través del sistema público bonaerense. Es el único estudio que, según la evidencia científica, puede reducir la mortalidad por cáncer de mama. Hasta hace poco, la indicación nacional era recién a los 50 años.
Pero desde este año, la provincia de Buenos Aires decidió adelantarse y comenzar a recomendarla a partir de los 40, con frecuencia bienal y hasta los 75 años, siempre que no haya antecedentes familiares.
“El cáncer de mama es el tumor más frecuente en Argentina, y su pronóstico depende críticamente del momento de la detección”, explicó la directora del IPC, Marina Pifano.
La diferencia es abismal: mientras los casos detectados temprano presentan una tasa de supervivencia del 90%, los que se descubren en etapas avanzadas caen al 28%.
Para acompañar esta medida, la Provincia instaló 22 nuevos mamógrafos en hospitales públicos y ya cuenta con 187 equipos distribuidos en todo el territorio bonaerense.
Cómo acceder a una mamografía gratuita en la Provincia
Francisca y Lucía forman parte de ese entramado que sostiene el sistema público provincial. El IPC, creado en 2020, garantiza la medicación oncológica y la radioterapia a las personas con cobertura pública exclusiva, es decir, sin obra social ni prepaga.
En los últimos años, más del 30% de los tratamientos oncológicos que brinda el sistema se destinaron a mujeres menores de 50 años. Son cifras que avalan la decisión de bajar la edad del estudio.
Dónde solicitar una mamografía o tratamiento:
- En el hospital público donde se realiza la atención, si cuenta con delegación del Banco de Drogas Oncológicas o de Radioterapia.
- Si el hospital no tiene delegación, se puede acudir a la más cercana al domicilio.
- El IPC garantiza el acceso a medicación oncológica, radioterapia y acompañamiento para pacientes del sistema público y beneficiarios del programa Incluir Salud.
Más información: www.ms.gba.gov.ar/sitios/institutodelcancer
Una nueva mirada sobre la salud
El caso de Francisca y Lucía refleja una nueva política de salud en la provincia: una mirada que pone el acento en la prevención, la detección temprana y el acceso equitativo.
El Instituto Provincial del Cáncer trabaja con esa lógica: acercar la salud a las personas, no al revés. Por eso distribuye los tratamientos y facilita los turnos en cada región sanitaria. Las mujeres pueden pedir su mamografía en el hospital o centro de salud más cercano y, si no cuentan con cobertura, igual acceder al estudio sin costo.
En Argentina, una de cada ocho mujeres puede desarrollar cáncer de mama antes de los 85 años. Detectarlo a tiempo es la diferencia entre la vida y la muerte. Y en la provincia de Buenos Aires, esa posibilidad ya está más cerca de todas.
Octubre Rosa: prevenir también es cuidarse
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la principal causa de muerte por cáncer en mujeres en todo el mundo. En la Provincia de Buenos Aires, provoca alrededor de 2.200 muertes por año. Pero detectarlo a tiempo puede cambiar por completo esa historia.
Francisca y Lucía son prueba viva de eso: dos mujeres que, en contextos distintos, se enfrentaron al miedo y eligieron cuidarse.
“Una mamografía puede ser solo un estudio más —dice Francisca—, hasta que un día te salva la vida.”
Francisca y Lucía nunca se vieron, pero podrían reconocerse sin palabras. Las dos saben lo que es atravesar el miedo, la espera y el alivio. Las dos aprendieron que una mamografía puede ser el comienzo de una segunda vida.
“Ahora me miro al espejo y me veo distinta —dice Francisca—. No sólo por las cicatrices, sino porque aprendí a valorar el presente.” Lucía asiente desde lejos, sin saberlo: “Cada día que amanezco, agradezco. Porque estoy viva, y eso ya es un milagro.”