Enrique Ernesto Febbraro fue el creador del Día del Amigo, una celebración oficial en algunos países, entre ellos la Argentina. Pero además de ser el impulsor de esta efeméride, Febbraro fue un hombre polifacético, que tuvo una vida llena de experiencias y anécdotas, entre ellas la pasión transmitida por su padre, homónimo de él, por el club de Gimnasia y Esgrima La Plata. Estos son algunos de los aspectos más destacados de su historia oculta.
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PORTEÑO PERO BONAERENSE
Febbraro nació en el barrio porteño de San Cristóbal, el 7 de julio de 1924. Hijo único de Elvira Ruffo -ama de casa- y Enrique José -músico y compositor-, obtuvo sus títulos profesionales en la UBA. Fue odontólogo, psicólogo, doctor en Filosofía, profesor de Historia, músico, locutor y poeta.
Radicado en Lomas de Zamora, se casó con Angela, y tuvo dos hijos: Sergio y Gabriel, quienes le dieron cuatro nietos. Allí fundó el Club Social y Deportivo “Los Amigos”, que organizaba actividades recreativas y solidarias para los vecinos. También tenía su consultorio odontológico y su casa, donde recibía a sus amigos y les mostraba su colección de objetos relacionados con el Día del Amigo.
Lo más conocido de su historia es que el 20 de julio de 1969, mientras presenciaba la transmisión televisiva que mostraba la llegada del hombre a la Luna, imaginó que era la ocasión perfecta para lanzar una idea que venía gestando desde hacía tiempo: la de instaurar un “Día Internacional del Amigo“. Y antes de que la Apolo XI volviera a la Tierra, envió desde su consultorio mil cartas, a cien países diferentes.
“YA ESTÁ, ES EL 20 DE JULIO”
Siete de cada diez misivas tuvieron respuesta: se había dado el primer paso de una celebración que hoy es oficial en cien naciones, entre ellas -desde 1979- la Argentina. “Viví el alunizaje del módulo como un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo y al mismo tiempo me dije que un pueblo de amigos sería una nación imbatible. ¡Ya está, el 20 de julio es el día elegido!”, les explicó a sus destinatarios.
En el 69 todo el mundo hablaba del alunizaje; desde Estados Unidos se decía que el hombre llegaría a la Luna en nombre de la amistad de la humanidad hacia el universo. “Al oír eso, me pareció que era el momento ideal para lanzar el Día del Amigo”, aseguró Febbraro.
A partir de ese momento, se embarcó en una carrera maratónica. Se propuso enviar mil cartas a 100 países proponiendo en siete idiomas la creación. “No del día de la amistad, sino del amigo, porque un amigo es alguien de carne y hueso”, aclaró.
MASÓN: OTRO VÍNCULO CON LA PLATA
Febbraro era masón desde 1958, y pertenecía a la Logia “Sol Argentino” Nº 313. Su afiliación a la masonería lo llevó a viajar por varios países y a entablar amistad con personalidades como Salvador Allende, Fidel Castro o Juan Domingo Perón. También lo hizo merecedor de numerosos reconocimientos: el más importante, sin dudas, ser nominado en dos oportunidades al premio Nobel de la Paz. Además, fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y Miami; condecorado en San Pablo, Maipú (Chile), Mar del Plata y Resistencia; y declarado “Mayor Notable Argentino” por la Cámara de Diputados de la Nación.
DE ESTIRPE TRIPERA
Febbraro era hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata, el club más antiguo del fútbol argentino. Su corazón del Lobo fue debido a que su padre se desempeñó como arquero en la Institución platense: “Los recuerdos son hermosos. Mi viejo sí que era fanático, y varias veces me llevó al Bosque, mi primer equipo fue y seguirá siendo Gimnasia”, confesó algunos años antes de su muerte hace17 años. Tal situación lo llevó a hacerse amigo de varios dirigentes, jugadores y periodistas vinculados al club. También colaboró con la fundación del Museo del Club, donde donó objetos relacionados con el Día del Amigo. Solía asistir de infante al estadio Juan Carmelo Zerillo, ubicado en la Avenida 60 y calle 118.
SU PADRE, AMIGO DE CELEBRIDADES
Febbraro era de linaje bohemio como su padre, quien además era músico y compositor. Febbraro heredó su talento artístico y se dedicó también a la música, la poesía, la locución y el teatro.
Febbraro, fue profesor de Psicología, músico y odontólogo. Estudió filosofía y trabajó de periodista. Su padre, que se llamó igual que él, era amigo de personajes célebres de la bohemia porteña de ese tiempo: Borges, Leopoldo Lugones, Homero Manzi y Enrique Santos Discépolo.
Murió el domingo 2 de noviembre de 2008 a los 84 años. Sus amigos platenses lo recordaron como “un tipo de perfil bajo, austero y honesto, que dedicó la mitad de su vida a perseguir un ideal con poco dinero y mucha convicción”. Su legado sigue vivo en el corazón de los que celebran la amistad cada 20 de julio.
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