Este martes, en el streaming de corte peronista Gelatina, conducido por Pedro Rosemblat, ocurrió un episodio que dejó a la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal muy mal parada.
Invitada a una charla distendida, Vidal no pudo evitar recurrir a uno de los lugares comunes más insólitos –y simbólicamente cargados– del repertorio del macrismo: las “14 toneladas de piedra” que, según ellos, les habrían arrojado durante la votación de la reforma previsional en diciembre de 2017.
LA PREGUNTA DEL MILLÓN
“Eso pasó, yo lo viví, estuve ahí”, dijo Vidal queriendo reforzar la veracidad de un relato que ya suena a fábula urbana. Fue entonces cuando Rosemblat le tiró la pregunta que se hacen miles de personas desde hace años: “¿Cómo las pesaron, María Eugenia?”.
Y ahí se cayó todo. Vidal no supo responder. Porque en realidad, nadie del macrismo lo ha sabido explicar. Y es que esa cifra repetida casi como mantra –14 toneladas– tiene dos posibles orígenes: uno logístico y otro, mucho más perturbador, simbólico.
La primera teoría sostiene que fueron ellos mismos, desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quienes dejaron dos volquetes en las inmediaciones del Congreso. Cada uno, con su inscripción: “capacidad máxima: 7 toneladas”.
Según usuarios de redes sociales, esto no es una elucubración: hay fotos que muestran los contenedores cargados de escombros, listos para lo que venga. Y lo que vino fue una de las represiones más brutales en democracia. Según esta línea, el número de las “14 toneladas” se conocía de antemano porque fue plantado: armaron la escena y luego se victimizaron.
UN NÚMERO EN CÓDIGO GOLPISTA
La segunda teoría, aún más inquietante, conecta ese número con un hecho trágico de la historia argentina: el bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955.
En aquella jornada oscura, la aviación naval arrojó –según registros históricos– 14 toneladas de bombas sobre la Casa Rosada y sus alrededores, en un intento fallido de asesinar a Juan Domingo Perón.
Murieron más de 300 civiles. Algunos usuarios de Twitter como @AleElTorito y @Dr.CuliaoLibarona aseguran que el número no es casual: sería un guiño cínico para trazar un paralelismo entre Macri y Perón, como si la resistencia popular contra una reforma jubilatoria regresiva pudiera equipararse con un ataque militar a civiles.
Ambas versiones revelan algo profundamente inquietante: el uso del número como constructo político. Sea como puesta en escena o como simbología ideológica, las “14 toneladas” no son una realidad comprobada sino un relato prefabricado que busca convertir a un gobierno antipopular en víctima heroica.
Vidal, en su paso por ese streaming, no pudo explicar el origen de la cifra y terminó dejando en evidencia lo que muchos ya intuían: no hay nada casual en ese número. No lo pesaron. Lo repiten como consigna, como escudo y como arma simbólica. Pero les salió mal. Porque si hay algo que no se puede pesar, son las puestas en escena.