El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) difundió un informe que pone cifras concretas al impacto social del ajuste libertario impulsado por el gobierno de Javier Milei.
El estudio se puede consultar en este enlace, y analiza la evolución de la pobreza y las condiciones de vida de la población entre 2022 y 2024, concluye que las políticas de ajuste, liberalización de precios y recorte de transferencias sociales provocaron un daño social profundo y persistente, cuyas consecuencias aún se sostienen.
Para los autores, el estudio confirma que, aunque el ajuste libertario permitió estabilizar algunos números macroeconómicos, el costo social fue altísimo y persiste una fractura estructural en la sociedad argentina.
“La recuperación económica sigue siendo limitada y desigual. El ajuste profundizó las privaciones económicas y la desigualdad social, afectando especialmente a los sectores más vulnerables y a las capas medias bajas. El patrón de desigualdad estructural se acentuó y dejó una hipoteca social a futuro en términos de capital humano y bienestar”, concluye el informe.
¿Baja realmente la pobreza?
Según el informe, basado en los datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA-UCA), la pobreza por ingresos alcanzó un pico del 54,8% en el primer trimestre de 2024 —el nivel más alto de la serie—, producto de la fuerte devaluación de diciembre de 2023 y la suba de precios de alimentos, tarifas y medicamentos. A partir del segundo semestre, y con la desaceleración inflacionaria, la pobreza bajó al 38,3% en el tercer trimestre, pero sin que eso implique una mejora real en el poder de compra ni en el acceso a bienes y servicios esenciales.
La indigencia, por su parte, llegó al 20,1% en los primeros meses de 2024, para luego retroceder al 9,2% hacia fin de año. Sin embargo, según advierte la UCA, este descenso no refleja una mejora genuina sino el efecto estadístico de una menor inflación mensual sobre canastas básicas que, en la práctica, seguían siendo inaccesibles para los sectores más postergados.
“Daño social profundo”: las claves del informe de la UCA
Desigualdad en aumento
El estudio también analizó la evolución del coeficiente de Gini, indicador que mide la desigualdad de ingresos. Mientras entre 2022 y principios de 2023 se mantenía estable en torno a 0,41 y 0,43, en 2024 trepó a 0,47, su valor más alto desde la pandemia, reflejando una mayor concentración de ingresos y una brecha creciente entre los sectores más ricos y los más pobres.
Además, se detectó un crecimiento de la desigualdad interna: los hogares de nivel socioeconómico bajo y medio bajo fueron los que más se empobrecieron durante el ajuste, sin que la posterior estabilización macroeconómica alcanzara a revertir esa tendencia.
Inseguridad alimentaria y acceso a la salud
Uno de los datos más alarmantes del informe es el crecimiento sostenido de la inseguridad alimentaria severa y moderada entre 2022 y 2024, especialmente en los sectores más pobres. La proporción de hogares que redujo su consumo de alimentos o directamente pasó hambre por falta de recursos aumentó de forma constante y se profundizó tras el ajuste de fines de 2023.
El informe también señala un incremento sostenido en los hogares que recortaron gastos en atención médica, medicamentos y cobertura de salud, tanto en 2023 como en 2024. Los precios de los medicamentos aumentaron un 373% entre noviembre de 2023 y febrero de 2025, según datos citados por la UCA, muy por encima de la inflación general y de las jubilaciones mínimas.
En paralelo, se debilitó la cobertura de programas sociales y se redujeron las transferencias monetarias destinadas a las poblaciones más vulnerables, lo que dejó a muchas familias sin redes de contención.
Percepción de ingresos insuficientes
El informe incorpora además la autopercepción de insuficiencia de ingresos como indicador subjetivo de bienestar económico. En 2024, el 47% de los hogares argentinos consideró que sus ingresos no alcanzaban para cubrir sus necesidades básicas, un aumento sostenido respecto de los años previos.
Este fenómeno se dio en todos los niveles socioeconómicos, pero fue más intenso en los sectores medio bajos, que previamente gozaban de mayor estabilidad relativa y que en 2024 quedaron expuestos al deterioro.
Entradas, salidas y permanencias en la pobreza
Gracias a su diseño de panel, la EDSA-UCA permitió además medir los movimientos de entrada y salida de la pobreza por ingresos. Entre 2022 y 2023, se registró un mayor número de ingresos a la pobreza que de salidas (15% vs. 10%). Sin embargo, entre 2023 y 2024 esta relación se invirtió: salieron de la pobreza un 12,7% de los hogares mientras que entraron un 10,8%.
Aun así, el estudio advierte que estas salidas no son necesariamente sostenibles, ya que se sostienen con empleo informal, caída del salario real y reducción del consumo. Los sectores más protegidos contra la pobreza crónica siguen siendo los de mayor nivel socioeconómico y aquellos con más perceptores laborales activos en el hogar.