El vicepresidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Vladimir Werning, reconoció que, desde la asunción del gobierno de Javier Milei, la entidad solo logró retener menos del 30% de los dólares adquiridos en el mercado cambiario. El dato expone una contradicción en la política económica oficial, que sostiene haber alcanzado un superávit fiscal, pero sigue enfrentando una alarmante falta de divisas y la imposibilidad de levantar el cepo cambiario.
Werning presentó estos datos durante la reunión de vicegobernadores de Mercados Emergentes en el Banco de Pagos Internacionales (BIS), donde expuso sobre los efectos distributivos de la política monetaria argentina. Allí detalló que, entre diciembre de 2023 y mediados de marzo de 2025, el BCRA compró aproximadamente 24.000 millones de dólares, pero solo pudo conservar 6.500 millones. “El cumplimiento de los compromisos de deuda en dólares”, que ascienden a unos 15.000 millones, fue una de las razones esgrimidas por el funcionario para explicar la pérdida de reservas.
Cifras que desmienten el relato oficial
A pesar de los discursos oficiales que celebran una supuesta estabilidad, las cifras muestran lo contrario: en los últimos días, el Banco Central vendió 1.204 millones de dólares y, en lo que va del mes, acumula un saldo vendedor de 580 millones. Además, las reservas brutas de la entidad se ubican en 26.626 millones de dólares, el nivel más bajo desde septiembre de 2024.
El gobierno insiste en que el ajuste fiscal traerá estabilidad, pero la realidad económica no respalda esa narrativa. La actividad industrial sigue en caída, la inflación golpea el consumo y el país continúa enfrentando una crisis de divisas que impide la normalización del mercado cambiario. En este contexto, la administración Milei se encamina a buscar un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), con un desembolso que podría oscilar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares.
La paradoja es evidente: después de un año de un ajuste feroz, con recortes en áreas clave y un deterioro del poder adquisitivo, el gobierno sigue sin encontrar soluciones estructurales. La falta de dólares no solo impide levantar el cepo cambiario por temor a una devaluación, sino que también cuestiona la eficacia de las medidas implementadas. Mientras tanto, el discurso oficial sigue apelando a logros que los números desmienten.