El intendente de Castelli, Francisco Echarren, está tomando una postura firme en cuanto a la producción y distribución de alimentos en su municipio. Con una declaración contundente en las redes sociales, Echarren rechaza la idea del libre mercado en favor de una intervención estatal que garantice el acceso a alimentos orgánicos y asequibles para sus ciudadanos.
Su plan es ambicioso: iniciar la producción local de alimentos vegetales y, en dos años, lograr abastecer a toda la ciudad.
CASTELLI, HACIENDO ESCUELA
Echarren argumenta que la intervención municipal es necesaria para combatir los precios inflados por intermediarios y asegurar que la comida sana no sea un lujo, sino un derecho accesible para todos.
La iniciativa de Castelli intenta presentarse como un modelo de soberanía alimentaria, donde a contramano de las ideas de política nacional alimentaria, el estado no solo regula, sino que participa activamente en la producción de tales alimentos.
Este enfoque está en consonancia con los principios de justicia social y equidad, pilares del pensamiento de Echarren. Al prometer hace algunos meses cortes de carne a precios regulados y alentar la producción local, busca proteger a sus vecinos de las fluctuaciones del mercado y de la especulación, ahora también con las verduras.
La medida genera un esperable debate, con opiniones divididas entre quienes apoyan la regulación estatal como medio para garantizar la seguridad alimentaria y quienes defienden “la libertad de mercado” como el mejor mecanismo para la distribución de recursos.
Su provocador mensaje en la red social “X” dice: “AL CARAJO EL LIBRE MERCADO. Queremos que nuestros vecinos consuman verdura orgánica y barata. Empezamos la primera cosecha y en 2 años vamos a abastecer a toda la ciudad. Vamos a intervenir desde el Estado Municipal para que haya comida sana, de calidad y barata. Producida en Castelli“.
La propuesta de Echarren es un llamado a la acción para otros municipios y podría sentar un precedente en la forma en que las comunidades enfrentan los desafíos económicos y sociales relacionados con la alimentación.
Con esta medida, Castelli se posiciona en la vanguardia de una política alimentaria que prioriza el bienestar de sus habitantes sobre las dinámicas de mercado,y hace frente además a una “batalla cultural” que busca imponer las ideas neoliberales de un estado ínfimo y observador de las dinámicas económicas, sin ninguna intervención.