Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa se sentaron en la misma mesa por primera vez desde que Javier Milei es presidente. La cita se dio en Moreno, bajo el paraguas del PJ Bonaerense, y para la mayoría de los asistentes tuvo gusto a poco: una foto incómoda, algo de catarsis y nada más.
Antes de que se pronunciara la primera palabra, la puesta en escena había dicho suficiente. Cristina al centro, Sergio Massa ocupando un punto caliente, el Gobernador marginado a un lado. Las miradas que se cruzan en las fotos oficiales potencian la sensación de aislamiento de Kicillof.
Unos 50 consejeros, representantes de las ramas y de los territorios peronistas, dijeron presente. Otros prefirieron ausentarse: nada menos que Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, y Gustavo Barrera, de Villa Gesell, quienes, desde la tercera y la quinta sección, agitan la discordia peronista embanderados en una supuesta defensa política al Gobernador.
Las víctimas de la motosierra de Javier Milei
A la hora de los discursos, se plantearon miradas sobre las consecuencias de las políticas de Javier Milei en los territorios. Axel Kicillof volvió a señalar que hay un ensañamiento con la Provincia de Buenos Aires.
Con diplomacia, Cristina salió a disputarle el lugar de víctima: dijo que la persecución es “contra el peronismo” y se puso como el ejemplo más palmario de ello habida cuenta de que, recordó, por si hiciera falta, que le reabrieron y aceleraron las causas judiciales e intentaron asesinarla.
Menos diplomática fue, al parecer de varios asistentes, la intervención del camporista Iván Villagrán, intendente de Carmen de Areco, quien, como representante de la segunda sección, aprovechó para pasarle facturas a los ministros Walter Correa y Andrés Larroque, viejos socios de Máximo Kirchner que hoy orbitan más cerca del Gobernador.
La elección de los blancos no parece casual: ¿Cree Villagrán que hay un “castigo” hacia La Cámpora por parte del Gobierno provincial? “Es un pelotudo. Dijo lo que lo mandaron a decir”, se enojó un funcionario bonaerense ante la consulta de este portal. Precavido en exceso, Máximo Kirchner quiso aclarar que él no opera a través de terceros, con lo cual hizo más incómodo el momento.
Villagrán habló con INFOCIELO. “Planteé la necesidad de una mejor articulación con dos ministerios y lo tomaron a mal: empezaron a insultar, se enojaron y demás. Me parece que era el ámbito para hablar, el vestuario, ya que nunca lo hago ni lo haría en los medios”, se descargó.
El dilema de las elecciones
El capítulo electoral es posiblemente el que genera más incertidumbre en el peronismo. La elección legislativa de 2025 está desdoblada de hecho. Cargos nacionales y cargos provinciales van en urnas separadas, lo cual tiene efectos políticos profundos que requieren de nuevas estrategias.
Uno de los principales dilemas es si conviene hacer elecciones desdobladas -en fechas diferentes- o concurrentes -el mismo día pero con urnas separadas. Y, si bien no surgió un veredicto al respecto, sí pareció haber acuerdo en que debe primar una estrategia única para derrotar a Javier Milei.
Esto implicaría “nacionalizar” la elección provincial; es decir, supeditar toda la estrategia a lograr un título a favor en los diarios porteños, el día después del comicio. Nada que no se haya visto antes.
En su planteo, Cristina aseguró que si todo el peronismo hubiera tenido esa actitud en 2023, en lugar de “desdoblar para sobrevivir”, Sergio Massa sería el presidente en lugar de Javier Milei.
El ex Ministro de Economía ensayó una estrategia algo más pormenorizada: propuso no desdoblar y hacer la elección concurrente, con la boleta única para cargos nacionales y la boleta partidaria en las secciones y municipios.
Massa -que se ocupó de agradecer el trabajo territorial de todo el peronismo bonaerense en la última elección- se mostró tajantea sobre la idea de que todo estrategia es inútil si no se fortalece la unidad y no se amplía el paraguas de Unión por la Patria.
Los trapitos sucios se lavan en casa
Si bien las tensiones que existen al interior del peronismo no surgieron explícitamente, sí hubo algunas menciones vagas respecto de momento del partido. Cristina recordó cómo se trabajó la unidad en los últimos meses de gobierno de Alberto Fernández frente a la amenaza de que el entonces presidente no terminara su mandato y le provocara un daño “irreparable” al Partido.
“Dio a entender que si en ese escenario crítico se pudo sostener la unidad y trabajar una campaña electoral, también se pueden resolver las tensiones de este momento”, tradujo un asistente.
Sin meterse en pormenores, Massa planteó que no sólo hace falta unidad, sino “un proyecto de país para mostrarle futuro a la sociedad”. Al tigrense le disgustan las internas a cielo abierto y lo hizo saber.
En ese sentido, dejó entrever alguna preocupación por la gobernabilidad en la Provincia de Buenos Aires y recordó que la decisión de “defender y ganar” la elección bonaerense fue se tomó en una mesa en la que se sentaron él mismo, Axel, Cristina y Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Cecilia Moreau.
Julio Alak intervino en un momento para hacer su interpretación del momento del partido. Habló de una puja generacional y de tensiones naturales. Cristina no lo dejó pasar. “Fue señalando uno por uno a quienes habia tenido como ministros o a legisladores, como si los hubiera inventado ella”, bromeó un testigo.
Fue el momento perfecto para recordarle a Axel Kicillof que le debe su carrera política, ya que, dijo, la “puteó medio gabinete” cuando lo nombró Ministro de Economía y la puteó “la mitad de los intendentes” cuando impulsó su candidatura a Gobernador.
La dos veces Presidenta de la Nación se tomó tan en serio ese rol que se acordó hasta de los que no estaban. De Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría, a quien mencionó convencida de que el “enojo” que tiene “se le va a pasar”.