El New York Times no se guardó nada. En una nota extensa, firmada por Alan Rappeport y Colby Smith, el diario más influyente de Estados Unidos cruzó sin piedad a la administración de Donald Trump por destinar 20 mil millones a un salvataje financiero para el gobierno de Javier Milei.
El texto, titulado “Estados Unidos se juega el dinero de los contribuyentes en una gran apuesta argentina”, allí cuestiona el riesgo económico de la operación, y la presenta como una jugada política temeraria, personalista y carente de transparencia, encabezada por Scott Bessent, secretario del Tesoro y exsocio de George Soros.
El NYT recuerda que Bessent ganó fama en los 90 cuando apostó miles de millones contra la libra esterlina y “quebró” al Banco de Inglaterra, y que ahora vuelve a jugar con fuego, pero con fondos públicos estadounidenses.
El artículo le explica a sus lectores estadounidenses que el plan consiste en un swap de divisas en donde el Tesoro compra pesos argentinos utilizando el Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF), un mecanismo reservado para crisis extremas, con la promesa de que, si el peso se recupera, Estados Unidos podría incluso lucrar con la operación y asegurarse acceso privilegiado a recursos naturales argentinos, como litio y uranio.
La crítica central del Times es lapidaria: si la apuesta falla, los contribuyentes estadounidenses terminarán subsidiando a un “moroso reincidente”, como define el medio de Nueva York a la Argentina, que ya recibió más de veinte rescates del FMI e incumplió su deuda nueve veces.
Entre el rescate, el litio, el uranio y el bochorno
El artículo retrata a Trump y Milei como socios de un experimento político y económico que desafía toda lógica institucional. “Es muy inusual que Estados Unidos intervenga directamente en la economía de otro país”, recuerda el diario, citando el antecedente de México en 1995, pero subrayando que entonces la operación se hizo junto al FMI, no de manera unilateral.
El texto también exhibe el costado político del asunto: Trump está usando el salvataje como apuesta electoral, condicionado a que Milei obtenga buenos resultados en las legislativas del 26 de octubre. Si el libertario fracasa, el presidente republicano ya adelantó que no piensa “perder el tiempo” con Argentina.
El Times menciona que Santiago Bausili, presidente del Banco Central, confirmó que el swap podría activarse antes de los comicios, aunque evitó revelar qué activos entregará Argentina a cambio.
En Washington, fuentes citadas por el diario admiten que la Casa Blanca presiona para obtener acceso al litio y al uranio argentinos, además de un acuerdo de libre comercio.
La nota incluye críticas severas de exfuncionarios del Tesoro y del FMI. Brad Setser calificó la medida como “el uso más arriesgado imaginable del Fondo de Estabilización Cambiaria”.
Mark Sobel, otro ex alto cargo, advirtió que “ofrecer respaldo prolongado a un tipo de cambio insostenible sería una gran torpeza y un despilfarro de recursos públicos”.
Y la economista Monica de Bolle, del Peterson Institute, sintetizó el dilema como un “atrapa-22”: si EE. UU. deja de mandar dólares, Argentina no podrá pagar; pero si sigue haciéndolo, igual corre el riesgo de no cobrar jamás.
La grieta internacional del Mileísmo
Más allá de las cifras, el tono del New York Times deja un sencillo diagnóstico: el rescate es una mezcla de ideología, geopolítica y arrogancia financiera. El diario pinta a Bessent como un cruzado del trumpismo, convencido de que puede ganarle al mercado y contener a China comprando pesos argentinos.
Pero el subtexto político es más profundo todavía: la Casa Blanca republicana está atando su destino al de Milei, un líder que, según el propio Times, enfrenta una “fortuna política menguante” y una economía al borde del colapso.
En su cierre, el artículo apunta directamente a las consecuencias: si el plan se hunde, Bessent cargará con la culpa y la credibilidad del Tesoro quedará herida. “No querés que tu primer uso del Fondo de Estabilización Cambiaria sea un fracaso”, cita al exfuncionario Setser.
La lectura desde Buenos Aires es inevitable: el faro de la prensa norteamericana ya dejó de ver a Milei como el adalid del libre mercado y empezó a retratarlo como una carga estratégica para Washington.
El “Make Argentina Great Again” que Bessent lanzó en redes se convirtió, en la pluma del New York Times, en un experimento próximo a desbarrancar, y allí es cuando las facturas las pagan los pueblos, sobre todo los “rescatados”, pero también incluso los contribuyentes de EEUU, que están a miles de kilómetros del laboratorio.