Cristina Fernández de Kirchner volvió a brindar un discurso que osciló entre la campaña política de cara a las elecciones legislativas y el recuerdo de lo que fue su gestión como Presidenta hasta 2015.
El relanzamiento del plan Conectar Igualdad en Lomas de Zamora fue la excusa de una fecha que no fue elegida al azar: hoy se cumplen 47 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón. Ya en la previa, Cristina advirtió que era un día especial. “Hoy, hace exactamente 6 años, entregábamos la netbook 5 millones del Plan Conectar Igualdad. Orgullo”, había publicado a través de su cuenta de Twitter.
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El discurso de la vicepresidenta comenzó con un pedido a los y las dirigentes que la acompañaban: Axel Kicillof, Martín Insaurralde y Agustina Vila. “Che, siéntense, tranqui por favor. Todo descontracturado, estamos entre amigos y compañeros, y vecinos y vecinas”, les indicó. Entre risas, le hicieron caso.
Inmediatamente, abrió el abanico discursivo en el que navegó entre sus convicciones ideológicas, anécdotas de su militancia y gestión, notas de color como sus gustos musicales, y una fuerte crítica a la gestión de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.
El Conectar Igualdad y la Educación Pública
A partir del relanzamiento del plan Conectar Igualdad, Cristina destacó la importancia de la educación pública para igualar oportunidades y “conseguir más materia gris”. Además, advirtió, no sólo como una cuestión de derechos universales, sino utilitaria.
“Si todos los pibes tienen computadoras, entran al mundo digital, forman empresas de cuestiones tecnológicas, o se pongan en cuestiones artísticas”, señaló. Y destacó el caso de L-Gante, con anécdota divertida mediante.
Allí llegó la primera gran crítica a la gestión de Macri, que discontinuó completamente el plan, lo que la vicepresidenta calificó como una “Argentina de la oportunidad perdida”. Además, se hizo eco de las críticas macristas sobre las clases virtuales para señalar que, con su plan de conectividad, “todo hubiera sido diferente”.
“Hubiera habido un ejercicio permanente de conectividad y virtualidad, todo hubiera tenido más familiaridad para el zoom y la lejanía que no nos gusta a nadie”, señaló.
El plan Qunita
Ayer se conoció que la fiscal de la causa que investiga irregularidades en el Plan Qunita, y que tiene como imputados al ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, y al viceministro Nicolás Kreplak, entre otros, pidió el sobreseimiento.
Cristina no lo dejó pasar y pidió hacer un homenaje al autor del programa, Santiago “Tiago” Ares. “Fue un joven militante que tuvo la idea a partir de enterarse cuál era la causa de mortalidad infantil de los recién nacidos más importantes, que era el colecho”, señaló Cristina.
Y señaló que la denuncia de Graciela Ocaña –a quien no nombró– es un modelo opositor “que se replica, como una matriz. Siempre es lo mismo. Denuncian por la denuncia misma, sin sentido y con el sólo efecto de encontrar un lugar en una lista que les permita seguir siendo funcionarios”.
Además, explicó que el plan fue copiado en Finlandia, donde funcionó muy bien. “Sí, lo copiamos”, reconoció Cristina. “Hay que copiar las cosas buenas y adaptarlas”, señaló y lamentó “cuántas cosas más se van a frustrar en la Argentina” por las denuncias mediáticas.
La gestión K versus la gestión M
Por último, la vicepresidenta se mostró optimista a futuro, volvió a señalar que “la pandemia va a pasar” y que en ese momento se va a poder retomar el debate político contra “los que odian a los argentinos, que todavía no entiendo qué quieren”.
En ese sentido, Cristina retomó sus logros de gestión, aseguró que “de cola no tuve nada y menos viento”, y reconoció que había problemas, pero que así y todo “en 2015 éramos más felices de lo que vino después”.
“Estábamos en el país donde teníamos el mejor salario mínimo vital y móvil en dólares de toda América Latina. Estábamos en un país donde decidíamos nuestras políticas con autonomía, porque Néstor había tenido la genialidad de desendeudarnos con el FMI y teníamos el privilegio de no deberle un solo dólar en aquella Argentina”, señaló.
Al final de su discurso, la vicepresidenta se dirigió a todo el arco político y le pidió “grandeza e inteligencia” para “comenzar a discutir en serio a través de propuestas y políticas”. “Hoy estamos en condiciones, los argentinos y argentinas, de poder sopesar las políticas que nos han dado resultado, más allá de la ubicación partidaria de cada uno”, concluyó.
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