El ajuste sobre el sistema ferroviario vuelve a pegar y ahora en La Plata. En medio de recortes y suspensiones, Trenes Argentinos Infraestructura (ADIF) resolvió dar de baja las obras de señalamiento del Tren Universitario, parte del proyecto que extendía el servicio hasta el Hospital San Juan de Dios, inaugurado hace apenas un año.
Un recorte que baja por los rieles
La decisión deja trunco un tramo vital para miles de estudiantes, docentes y trabajadores, y pone en duda la continuidad de la tercera etapa que debía llegar hasta Los Hornos y los antiguos talleres de Gambier, una obra empujada desde la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Según un documento oficial difundido por medios especializados como “En el Subte”, la empresa aplicó la figura de “extinción de mutuo acuerdo del contrato” con la firma Autotrol, responsable del señalamiento. Esa misma figura ya se usó para rescindir otras obras del Roca, como las estaciones Quilmes Sur, Universidad de Almirante Brown y Hospital Ezeiza.
Las paralizaciones previas le costaron al Estado cerca de 264 millones de pesos, lo que desmiente el supuesto “ahorro fiscal” que el Gobierno suele invocar al frenar obra pública. En La Plata, la lectura es cruda: lo que se ahorra en la planilla, se pierde en conectividad.
Obra “no prioritaria”
Desde la órbita nacional sostienen que la obra no fue incluida en la lista de proyectos de la “emergencia ferroviaria”, por no ser considerada prioritaria para la seguridad operacional.
Sin embargo la realidad muestra rispideces: muchas obras declaradas prioritarias están demoradas, otras no se licitan y varias fueron canceladas pese a figurar en el paquete oficial.
En este contexto, la baja del señalamiento —una intervención fundamental para operar con seguridad el ramal— luce menos como una decisión técnica y más como un recorte presupuestario que golpea proyectos con anclaje local.
La UNLP lo había anunciado con la Provincia de Buenos Aires
Y aquí entra un dato que llama la atención: la UNLP publicó en su sitio institucional, 48 horas antes de la resolución nacional, un comunicado titulado “Avanzan las gestiones para la tercera etapa de ampliación del Tren Universitario”.
En ese texto, el vicepresidente académico Dr. Arq. Fernando Tauber contó que se reunió con el ministro de Transporte bonaerense, Martín Marinucci, y que acordaron constituir una unidad de gestión entre la UNLP, la Provincia y el municipio para asegurar la ejecución del proyecto, su costo y las obras necesarias, y para articular con Trenes Argentinos y el gobierno nacional.
“Acordamos constituir una unidad de gestión entre la vicepresidencia de la UNLP, el ministerio y el municipio platense para asegurarnos la ejecución del proyecto, su costo y las obras necesarias, y encontrar un mecanismo de articulación con Trenes Argentinos y el gobierno nacional para materializar este desarrollo”.
El comunicado también habla de incorporar tecnología propia de la Universidad: “trenes eléctricos alimentados con baterías de litio producidas por la propia Universidad”, y detalla los cuatro paradores previstos: Cementerio (diag. 74 y boulevard 81), avenida 66 y 31, avenida 60 y 31, y Gambier (137 y 52).
La publicación del 14 de octubre hoy resuena como un contraste: mientras la UNLP muestra que empuja y articula con la provincia de su lado, la Nación procedía a frenar.
Trenes, material y dudas
La incertidumbre se completa con otro llamado de atención por decisión nacional: la posibilidad de reemplazar las confiables unidades diésel Nohab —las que hoy sostienen el servicio— por cochemotores Materfer que llevan meses parados en los talleres de Remedios de Escalada. Técnicos y usuarios advierten que esos Materfer suelen registrar más fallas, lo que podría degradar la regularidad del Tren Universitario.
Además, especialistas señalan que esos trenes apartados podrían aprovecharse en corredores regionales hoy suspendidos por falta de material rodante, como Rosario–Cañada de Gómez o Villa Ballester–Zárate. Mientras tanto, los CAF 593 “Camellos” siguen ociosos desde la suspensión del servicio a Pinamar: otro ejemplo del desorden en la política ferroviaria nacional.
Entonces, la cancelación del señalamiento y la publicación previa de la UNLP dejan al descubierto una tensión entre dos lógicas: la del Gobierno nacional, que prioriza cifras y ajustes, y la de la universidad y la provincia, que piensan el tren como herramienta social, educativa y ambiental.
El Tren Universitario no es un ramal cualquiera en La Plata: conecta facultades, hospitales y barrios. Su parálisis trasciende lo técnico y toca la identidad de una ciudad universitaria que pretende seguir moviéndose, aun cuando la vía parezca administrada por intereses distintos.