Hace ya siete días que en Gregorio de Laferrere todo gira en torno a un mismo nombre: Alma Milagros Malagreca, la adolescente de 15 años desapareció el lunes 20 de octubre, poco después del mediodía, cuando su madre fue a buscarla a la salida del colegio y no la encontró. Desde entonces, su paradero es un misterio que desvela a su familia y moviliza a todo un barrio.
El reloj marca el paso del tiempo con una crueldad insoportable. Cada día sin noticias es una herida más para los Malagreca. “Todo sigue igual que el primer día”, lamenta su padre, Matías, con la voz quebrada. La investigación avanza, pero sin rastros firmes.
La familia sospecha que Alma podría estar con un joven de 22 años con quien mantenía un vínculo que nunca fue aceptado. “Creemos que está con él. No sabemos en qué condiciones ni dónde”, sostiene Maisa Rodríguez, su tía, que desde el primer momento acompaña la búsqueda.
Marchas, rezos y reclamos
Las calles de Laferrere se convirtieron en escenario del reclamo. Apenas horas después de la desaparición, familiares, vecinos y amigos cortaron la Ruta Provincial 21 para exigir que la busquen. Desde entonces, las concentraciones se repiten una y otra vez.
“Si no salimos a la calle, se olvidan de mi hija”, dice Matías, que no baja los brazos. “No tengo que ser una persona famosa para que la Justicia se mueva. Mi hija vale igual que cualquiera.”
Con carteles, velas y remeras con su foto, la comunidad se suma al pedido. Cada marcha es una forma de mantener viva la esperanza, aunque el miedo crezca. “No sé cómo está mi hija. Tengo que pensar lo peor hasta tenerla conmigo”, repite su padre, entre lágrimas.

Lo último que se sabe
El lunes 20, Alma vestía pantalón negro, remera blanca y llevaba una mochila de Boca Juniors. Desde entonces, no hubo señales claras de su paradero.
Para esta tarde, familiares convocaron a una nueva movilización en la intersección de la avenida Don Bosco y la calle Carlos Casares, con un único pedido que resuena en todo Laferrere: “Queremos a Alma en casa.”

