“Un poco de amor francés” de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota, es un rock simple (musicalmente), cantado por casi cualquiera que se arrastre en este mundo aunque no sea un fanático de la banda. Pero quizá en la lírica de El Indio sea donde radica la diferencia. Se sabe que es un gran lector; filosofía, literatura inglesa, grandes pensadores y literatos argentinos.
De que se trata la letra del Indio
En primer lugar y a modo de resúmen, “Un poco de amor francés” es una especie de reivindicación a las chicas de barrio. Una muy especial. La letra es tan explícita que no supone un ejercicio intelectual concienzudo o ponerse a desmenuzarla. El contexto general gira en torno a una chica, que tiene la particularidad de homenajear al destinatario de su amor con una fellatio súper especial, de “amor francés”.
El “pibe” al que la “mina” le demuestra su amor en forma de placer oral, él viene de un desengaño y ella lo rescata de ese pozo (“vino a consolarte”) y le levanta el ego, ensalzándolo con elogios, que él no se los cree, pero que de todas maneras lo ayudan y mucho; porque a todos nos gusta que la mujer amada nos diga que somos lo más, ¿no? (“no es sincera, pero te gusta oírla”).
Ella está con él porque ella eligió estarlo (“quiere, si quiere más”); no porque él sea un ganador, el tipo tiene que tener bien clarito que él no puede arrobarse el mérito de un levante (“ya no la engatusás”).
Él limitadísimo en lo económico, y la piba es consciente de ello, no le interesa para nada; ella lo quiere por más que él no tenga un mango partido al medio. Ella es la que elige y no hay dinero que la convenza (“el lujo es vulgaridad”).
Y todo cierra con “De esa miel no comen las hormigas”, ella ofrece algo especial, no se puede comprar “su miel”, sino que es solo para unos pocos privilegiados que pueden apreciarlo. Las “hormigas” son una metáfora del “vulgo”, la masa o la gente común.
“El lujo es vulgaridad”, esa es la frase de profundo significado que se popularizó gracias a la canción y que muchos atribuyen a Carlos “el Indio” Solari. Pero rastreando el origen todo arranca conceptualmente en un tal Jorge Luis y una entrevista casi frustrada con el Premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa (2010)
La literatura argentina y el rock de Los Redondos
Recientemente salió a la luz una entrevista que el escritor Mario Vargas Llosa le hizo al argentino Jorge Luis Borges en el año 1981. La charla permaneció inédita por más de 30 años, hasta ahora. La pueden leer completa en el diario El País de España, que la publicó para promocionar el nuevo libro del Nobel de literatura peruano: “Medio siglo con Borges”.
En determinado momento de la entrevista Vargas Llosa interpela a Borges sobre las modestas condiciones en las que vivía el argentino, un dos ambientes austero, con libros de pared a pared (ninguno de su autioría). Vargas LLosa se sorprendió que había una gotera en el techo y que la señora que cuidaba la casa le había puesto un balde para que el agua caiga ahí. A Borges que lo que le importaba era solo la Literatura (en serio) le pareció una trivialidad que el escritor peruano le cuestionara de alguna manera su forma de vivir y le pidió que se fuera a la voz de “El lujo es vulgaridad”. Según Ricardo Piglia, autor y crítico literario, luego de la visita, Borges habría comentado: “Vino un peruano, que debe trabajar en una inmobiliaria, porque quería que yo me mudara”.

En el cuento, de Jorge Luis Borges “Utopía de un hombre que está cansado” (1975). Borges relata el encuentro entre un hombre del futuro y un visitante del pasado, Eudoro Acevedo, nacido 1897. Ambos protagonistas describen algunas particularidades de su tiempo.
Tiene frases como: “Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos”, Algo que describe el habitante del futuro (sin nombre). Los gobiernos fueron cayendo gradualmente en desuso”. La referencia a la vulgaridad de la riqueza aparece en un diálogo:
“Eudoro menciona el dinero, su interlocutor reacciona:
¿Dinero? —repitió—. Ya no hay quien adolezca de pobreza, que habrá sido insufrible, ni de riqueza, que habrá sido la forma más incómoda de la vulgaridad. Cada cual ejerce un oficio”.
El punto de vista de Borges puede venir de una idea anterior que aparece como idea en el “Último hombre” de Nietzsche, con su visión pesimista sobre la apatía y la falta de ambición en la humanidad, Lo fascinante es cómo lo transforma y lo incorpora a su propio universo literario, adaptándolo a sus temas de interés.

Pero años antes En Clave para un amor (1954), de Bioy Casares hay otra referencia a esta frase o al menos “algo así”. El libro ubica la acción en un remoto hotel aislado, en la provincia de Mendoza, cerca de la frontera con Chile. Allí se hospeda el protagonista por indicación de su médico para recuperarse de un surmenage. La frase citada tiene lugar en el texto cuando el narrador está describiendo el fastuoso hotel:
“Qué profusión, qué lujo. En todo lujo palpita un íntimo soplo de vulgaridad; ocasionalmente, por mimetismo o armonía con algunos estilos —el Luis XV, el Luis XVI— no desentona; pero con qué ímpetu desborda la vulgaridad en el estilo rústico de los millonarios y de los hoteleros”.
Austeridad y lujo
Poco tiempo después del lanzamiento de La mosca y la sopa, algunos ideólogos ricoteros sostuvieron que el Indio construyó esa frase en la cual asocia el lujo a la vulgaridad, a partir de la cita de Adolfo Bioy Casares en su “Clave para un amor”; mientras otros afirmaban que lo hizo basándose en la de Jorge Luis Borges en su “Utopía de un hombre que está cansado”. Es probable, que sea cualquiera de las dos pues no sería la primera vez que Solari, hombre de vastas lecturas, encuentra inspiración en obras literarias. Pero en concreto, sea como haya sido; la frase es suya, y con una significación muy claro: la chica no lo cambiaría al “pibe” por ningún millonario del mundo, y él, a su vez; no la cambiaría a ella por ninguna.
El tema fue publicado y editado en 1991, en el quinto álbum del grupo, o sea que escribió diez años después de la ingeniosa respuesta de Borges, hasta ahora era inédita.
El caso es que entre el Indio y Borges parece haber una relación larga. Descubrimos que hasta un filósofo porteño, Pablo Cillo, escribió un libro sobre eso, “Filosofía borgeana, un juego ricotero”, donde analiza las cosas que los unen. Aunque tampoco llega a recoger declaraciones como las que Solari hizo al presentar su libro: “No me gusta ni el pasado ni el futuro. El pasado porque ya no tenemos la posibilidad de hacer nada con él. Y el futuro es una aventura de la imaginación”, decía, en lo que no era más que una berretización del poema “El instante”.
Entre Borges y el Indio, el único que vivió con austeridad fue el primero, pero curiosamente el ícono de la cultura popular y barrial es El Indio. El único que vivió rechazando el lujo y la fama fue Borges. El cantante de Los Redondos llegó incluso a admitir en el documental “Tsunami” que conoce más Nueva York que Buenos Aires.
Otros artistas con referencias literarias.
Dua Lipa, la célebre cantante y modelo británica publicó en sus redes sociales unas fotografías en las que comparte su pasión por la lectura y manifiesta lo mucho que disfrutó de Cien años de soledad, la icónica novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Tiene además en sus canciones grandes referencias. En Wonderland, perteneciente al disco 1989, donde Taylor Swift utiliza multitud de referencias a Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll para hablar de una relación vivida con gran intensidad pero destinada al fracaso. “Tomamos el camino equivocado y caímos por la madriguera del conejo”, “Encontramos el país de las maravillas y nos perdimos en él” o “¿No calmaste mis miedos con la sonrisa del gato de Chesire?” son algunos de los versos que podemos encontrar en su estribillo y estrofas.

Como en el caso anterior, el título de la canción Frankenstein, de Lenny Kravitz vuelve a ser auto-explicativo. La canción se inspira en la novela de Mary Shelley, considerada como una de las primeras obras de ciencia ficción. En ella, Lenny Kravitz se compara con el monstruo de Frankenstein porque en el fondo los dos buscan la misma cosa: sentirse queridos.
Entre las referencias más importantes que encontramos a lo largo de la historia está la canción 1984 homónima del libro de George Orwell es otro caso de gran relevancia, publicada por David Bowie una década antes, en 1974 en el disco Diamond Dogs
Lana del Rey y una de las máximas representantes del pop y la música alternativa a nivel internacional, a lo largo de toda su carrera ha hecho múltiples referencias a la literatura en sus canciones. Una de las obras que más ha mencionado es Lolita, de Vladimir Nabokov, a la que la estadounidense dedica una canción entera con el mismo nombre en el disco Born to Die (2012).
Y para cerrar estas referencias literarias Una de las bandas de rock más importantes de la historia se inspiró en multitud de ocasiones en la obra de Tolkien para la composición de sus temas. De entre todas ellas, destaca Ramble On por su inspiración en la obra de El Señor de los Anillos. El propio título hace referencia a “divagar”, a iniciar un viaje. Gollum y Mordor aparecen entre sus estrofas, pero también formas de expresarse calcadas a la obra del escritor para describir la caída de las hojas por el viento o las luces de la luna en otoño, por ejemplo.

Volviendo al principio y a todo lo dicho, queda muy claro y simple de entender (o no tanto) que a veces la inspiración no baja del cielo (o viene del infierno), viene de claras referencias, bajadas al llano y que se transforman en grandes letras de rock.
Referencias: https://www.finalescerrados.com/2020/06/el-indio-borges-vargas-llosa-el-lujo-y.html
https://esaviejaculturafrita.blogspot.com/2011/11/un-poco-de-amor-frances.html

