Santiago Maratea, el influencer de las colectas, volvió al centro de la escena. Esta vez, no por juntar millones en tiempo récord, sino por su queja refunfuñante contra quienes lo acusan de haber bajado el ritmo de sus campañas solidarias desde que Javier Milei es presidente.
Molesto con la idea de que se lo tilde de aliado del poder, Maratea intentó defenderse, pero en el camino dejó una explicación que, lejos de aclarar, generó más confusión.
Incendios sí, inundaciones no: la extraña justificación de Maratea
Ante la emergencia por las inundaciones en Bahía Blanca, donde cientos de familias perdieron todo, muchos le preguntaron cuándo iniciaría una colecta.
Y ahí llegó su curiosa teoría: no es lo mismo un incendio que una inundación. Según él, cuando hay fuego, los bomberos son la institución central y es fácil canalizar el dinero a través de ellos.
Pero cuando el problema es el agua, la situación se complica. “Es difícil organizar dónde juntar la plata y a dónde destinarla, porque es mucha gente enfrentando muchos problemas distintos”, explicó, dejando a todos perplejos.
El razonamiento tiene su costado tragicómico. En Bahía Blanca, los bomberos están trabajando en el rescate de personas y en la emergencia posterior, igual que en cualquier catástrofe.
¿Por qué para los incendios sí y para las inundaciones no? ¿Será que el agua diluye la solidaridad? En este punto, su argumentación hace agua por todos lados (literalmente).
Las redes no le perdonaron su argumento
Como era de esperar, las redes no tardaron en reaccionar. Muchos usuarios le recordaron que, en sus colectas pasadas, la cuestión logística tampoco era un problema insalvable.
Cuando organizó la recaudación para los incendios en Corrientes o Córdoba, la magnitud del desastre no fue una traba. Ahora, de repente, la cantidad de afectados parece ser un impedimento.
En medio de la polémica, Maratea redobló la apuesta y atacó a quienes lo acusan de haber frenado su activismo por simpatizar con el gobierno de Milei.
“Se creen rebeldes y lo único que tienen de rebeldes es ese tinte adolescente que los vuelve ridículos”, lanzó con su tono habitual de desdén.
Pero, a pesar de su enojo, la contradicción quedó expuesta: las colectas no son complicadas por la cantidad de afectados, sino por el contexto en el que se dan.
La sensación que deja su discurso es que, tras la presión mediática, terminará lanzando la colecta de todas formas.
No porque su argumento inicial sea válido, sino porque cada vez resulta más difícil sostenerlo. Por ahora, su credibilidad todavía flota, pero si sigue con estas explicaciones, puede que pronto quede en el fondo del agua, junto con las pertenencias de los damnificados.