La escena, registrada en un video viral que circula con fuerza en redes sociales, enciende una discusión en Mar del Plata que preocupa, y es el avance de los balnearios privados sobre el espacio público.
El protagonista es un vecino que, como tantos otros, baja casi a diario a la playa y se encontró con una postal que definió sin vueltas como “inadmisible”.
“Vengo a disfrutar este paraíso y me encuentro con una soga”
“Buen día, gente. Hoy vengo a la playa como hago a diario o casi a diario cuando puedo a disfrutar este paraíso”, dice al comienzo del video grabado en Playa del Faro Norte.
Pero la calma dura poco. A metros del mar aparece una soga delimitante, colocada por un balneario privado, que avanza sobre la arena e impide el libre acceso.
El vecino señala con claridad el límite artificial y remarca un dato clave: “Ahí se ve claramente que el mar hasta hace un par de horas estuvo ahí”. La frase resume una de las quejas centrales de los marplatenses, que es que cuando sube el mar, el espacio disponible para quienes no pagan carpa se reduce al mínimo o directamente desaparece.
Balnearios vacíos y playa pública ausente
Las imágenes muestran una extensa franja de arena ocupada por carpas privadas, sin clientes, sin movimiento, pero igualmente vedada al público. “Cuando hay pleamar no hay playa pública”, denuncia el autor del video, mientras enfoca un sector completamente vacío.
La indignación crece cuando define la situación como un “monumento a la avaricia”. La expresión apunta a una contradicción cada vez más visible, que es ver grandes extensiones de costa reservadas para un uso comercial que, en muchos casos, ni siquiera se concreta, mientras vecinos y turistas buscan un lugar para tirar la esterilla, la lona, o la toalla.
“El privado ocupa todo y el vecino que se arregle”
El testimonio pone en palabras un sentimiento extendido. “Todo vacío, ocupado por el privado y bueno, el vecino que se arregle, ¿no?”, lanza con ironía. La frase sintetiza la percepción de abandono y falta de control sobre el uso del espacio costero.
Sobre el final, el vecino va un paso más allá y deja flotando una advertencia que refleja el hartazgo generalizado: “Yo creo que nos tendremos que hacer valer y cuando no hay espacio en la arena saltar esa soga… y que nos vengan a sacar”.
En pleno inicio de temporada y con la erosión costera reduciendo cada año la superficie de arena, la discusión vuelve a escena. Para muchos marplatenses, la pregunta ya no es si el problema existe, sino por qué el acceso a la playa seguirá condicionado por sogas, carpas vacías y una privatización que avanza sobre un bien que debería ser de todos. Clima de época… ¿Será exactamente lo que votaron los marplatenses?.


