Las ruinas de Epecuén puede que sean uno de los lugares más interesantes de la provincia de Buenos Aires y Don Pablo Novak las habitó hasta el último de sus días.
“El último habitante de Epecuén”, fue el apodo que adquirió de un tiempo a esta parte Don Pablo y así será recordado al menos por la mayoría de las personas. Con su bicicleta recorría las ruinas a diario y disfrutaba de estar en su pueblo, aunque haya quedado solo.
Un &ab_channel=LuisitoComunica” target=”_blank” rel=”follow noopener”>video en youtube con 21 millones de visitas, medios internacionales yendo hasta su chacra para registrar la historia o ser distinguido como Embajador Cultural y Turístico del distrito de Adolfo Alsina, son un poco los momentos que adornan el entrañable amor y cariño que Novak sentía por su pueblo. Ahora… ¿Por qué quedó solo?.
¿Que pasó en Epecuén?
Para entender la razón por la que quedó solo, hay que contar la curiosa historia de Epecuén. En 1985, la laguna salada que, según los habitantes era uno de los atractivos más grandes de la provincia, incluso llegando a competir como destino turístico a Mar del Plata, creció hasta tal punto de tapar todo el pueblo. Los residentes debieron abandonar sus casas ya que el agua había alcanzado hasta los 10 metros de altura.
La mayoría de las personas que dejaron Epecuén aquel día, fueron asistidas por las familias del pueblo cercano de Carhué y otros abandonaron la zona. Lo que hoy es curioso, en aquel momento fue trágico. Casas y años de historia perdidos por culpa de la inundación. Más tarde, el pueblo empezó a recuperar sus estructuras y Don Pablo fue el único que decidió regresar.
En la actualidad, Epecuén sigue ofreciendo un destino turístico muy interesante pero por otras razones. Con la visita se puede observar las ruinas de aquel pueblo turístico y los daños que le hizo la sal del agua a los establecimientos.
La despedida del intendente
El jefe comunal de Adolfo Alsina (municipio del cual es parte Epecuén), Javier Andrés, despidió en las redes sociales a Don Pablo, dando lugar a que los vecinos y las vecinas le brinden cariñosas palabras en los comentarios al “Último habitante de Epecuén”. “Así: recorriendo Epecuén en tu bicicleta, leyendo el diario en una esquina de las ruinas, compartiendo como guía tus experiencias con los turistas y los periodistas de todos lados que preguntaban por El Último Habitante de Epecuén. Así todos vamos a recordarte”, publicó Andrés.



