Y se le dio. Y lo buscó. Y lo consiguió. Y logró lo que hasta ahora no había podido nunca: meterse en los playoffs. Para sacarse el sombrero. Para festejarlo así, como en el video del final, para disfrutarlo después de tanta angustia. Gimnasia está en octavos. Y está, luego de haber hecho equilibrio por la cuerda floja del pozo más oscuro. Y está, mejor que nunca, con tres triunfos al hilo y con la ilusión intacta.
Por todo eso, el plantel explotó en el final. De alegría, de felicidad, por qué no de esperanza. En medio del griterío de la gente del Calamar, que despedía al equipo que fue campeón del Apertura y que disputará en diciembre la final del Trofeo de Campeones, un grupo de hombres, valientes, celebraba su patriada más grande: no sólo salvaron al Lobo del descenso sino que lo metieron en la ilusión de pelear por el título.
Por eso, juntos, cantaban y se abrazaban, porque sí, porque el logro así lo merece, porque tenía que ganar y lo hizo, vaya si lo hizo, con goles, con autoridad, con decisión. No, el Lobo no entró por la ventana. Se metió derecho, por mérito propio, sacando su pasaje en la cancha, con su sangre, sudor y esfuerzo. Y lágrimas (de emoción) también, claro que sí…
“La verdad es que la pasamos mal en estos meses, pero el grupo merecía esto”, contó el Chelo Torres. Y sí, el grupo lo hizo. A pesar de las deudas impagas que lo obligaron a tomar medidas de fuerzas, a pesar de las condiciones no ideales, a pesar de la presión y la angustia, a pesar del la delicada situación institucional. “Estamos vivos”, dijo el goleador, que metió un golazo para fortalecer esta ilusión y para darle rienda suelta ese festejo del final.
El camino del Lobo en los playoffs


