En conjunto con un equipo de investigadores, una becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que integra el Instituto de Astrofísica de la ciudad de La Plata (IALP) logró medir la masa de la estrella más grande de la galaxia.
El dato fue obtenido a partir de imágenes tomadas desde el observatorio Las Campanas, ubicado en las montañas del desierto de Atacama, en Chile, y se publicó días atrás en la prestigiosa revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
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Según explicaron desde el CONICET, conocer la masa de una estrella es “esencial” en este campo de investigación, ya que gracias a esta información puede conocerse de qué forma evolucionará. “Cómo nacerá, qué fases atravesará, cuánto tiempo vivirá y de qué manera morirá”, detallaron.
“Haber logrado medirla en la estrella más grande y caliente de la que se tenga información hasta el momento en nuestra galaxia es, para un equipo del Instituto de Astrofísica de La Plata, un logro enorme y trascendental“, remarcaron.
Según describió Cinthya Rodríguez, la primera autora del trabajo, se llama “estrellas masivas” a todas las que tienen, al momento de nacer, al menos 8 veces la masa del Sol. Cuanto más grandes son, más rápido evolucionan, con lo cual viven menos tiempo que las de menor tamaño.
“En la Vía Láctea hay unos 100 mil millones de estrellas en total, de las cuales solo algunos miles son masivas. Y de esas, apenas 138 se conocen y están descriptas en detalle. Su observación es mucho más difícil debido a los lugares en donde se ubican y porque su existencia es breve en términos astronómicos”, sostuvo.
La estrella que el equipo de especialistas logró medir recibe el nombre de HM1 8. “En realidad, HM1 8 es un sistema binario eclipsante, es decir que son dos estrellas que giran una alrededor de la otra tapándose mutuamente“, explicaron desde el CONICET.
Entonces, ¿cuáles son las cifras? Ubicada a 9 mil años luz de la Tierra, la estrella más grande tiene 34 veces la masa del Sol, 11 veces su diámetro, y una temperatura superficial 7 veces más alta. Otro dato de interés es la luminosidad, aspecto en que supera ampliamente la energía emitida por la estrella central del Sistema Solar: brilla 250 mil veces más.
En cuanto a su edad, las observaciones muestran que tiene unos 2 millones de años, un tiempo que la ubica más o menos en la mitad de su vida, teniendo en cuenta que estos objetos tan masivos duran menos de 10 millones de años, muy poco en comparación a las de menor tamaño, cuya existencia alcanza varios miles de millones de años.
Somos polvo de estrellas
“Al nacer, una estrella masiva entra en una etapa llamada secuencia principal, en la que pasa la mayor parte de su vida. Luego sigue la fase de gigante y, eventualmente y de manera muy rápida, explota y termina su existencia como una supernova de colapso gravitacional, expulsando abruptamente casi todo su material”, explicó Gabriel Ferrero, astrónomo del mismo instituto de La Plata y también autor de la investigación.
De acuerdo a estos parámetros, HM1 8 está saliendo de su secuencia principal para convertirse en una gigante. “Nuevamente es interesante la comparación con el Sol, que con más de 4 mil millones de años recién está transcurriendo la mitad de su fase inicial. Por sus características, evoluciona diferente a las estrellas más grandes, y en su final se va a producir lo que llamamos una enana blanca, es decir, quedará reducida a un núcleo caliente luego de liberar paulatinamente su material”, añadió.
Una de las características más interesantes de las estrellas masivas, remarcaron los autores, es que son las únicas que a lo largo de su evolución pueden formar todos los elementos químicos de la tabla periódica.
“Al principio, cuando surgió el universo, había solo dos gases: hidrógeno y helio. El resto de los elementos, como el calcio, el carbono, el oxígeno y más, se constituyeron con el tiempo dentro de las estrellas, para dispararse hacia el espacio cada vez que una se extinguía. Por medio de ese proceso, se conformaron los átomos de nuestro cuerpo, y de ahí el dicho ‘somos polvo de estrellas’”, graficó Ferrero.
“Pero no todas las estrellas son capaces de producirlos sino solo las más grandes, entre las que se encuentra el sistema HM1 8, del que ahora pudimos trazar una caracterización muy rigurosa y confirmar que se trata de la estrella más masiva y caliente de la que se tengan medidas precisas en toda la Vía Láctea”, concluyó.
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