El 20 de abril de 1998 marcó un antes y un después, no sólo en la historia de Boca sino también para el periodismo deportivo. Aquel día Diego Latorre decidió definir la interna del plantel que dirigía Héctor Veira como “un cabaret”, aquella poco feliz definición también ventilaba la histórica relación de los futbolistas con los periodistas a los que se le ventilaban los secretos del vestuario.
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Nadie se iba a imaginar que esa definición iba a intitular cada conflicto que se generase en el xeneize y mucho menos que aquella declaración que alborotó a la prensa iba ser minúscula si se comparaba a los conflictos que iban a venir.En menos de una año al menos cuatro jugadores del plantel se iban a ver involucrados en serios problemas judiciales por violencia de género.
Denuncias penales, restricciones perimetrales, amenazas, capturas de pantalla para diálogos violentos y audios incriminatorios. El mundo paralelo de Boca que atormenta a Daniel Angelici y a Guillermo Barros Schelotto y averguenza al Presidente Macri.
Febrero de 2017
Agustín Rossi acababa de firmar su contrato con el club, con 21 años cumplía el sueño del pibe. Sin embargo una vez confirmada la llegada del arquero se conoció una publicación del mes de octubre donde su novia lo denunciaba y mostraba las secuelas de un supuesto hecho de violencia de género.
La damnificada se llama Bárbara Segovia y no sólo conto que un comisaria de City Bell no quisieron tomarle la denuncia porque era un jugador de la zona (Rossi atajaba para Estudiantes) sino que también hizo públicos los mensajes donde Rossi la amenazaba.
Al respecto el arquero dijo “”No hay ninguna denuncia en mi contra. Es un tema que ya pasó, que está terminado. Hay que pensar en el ahora y en el futuro”
Mayo de 2017
Ricardo Centurión, reciente incorporación de Racing, era figura de Boca junto con Tévez sin embargo no podía controlar su problemático perfil. Un choque a la salida de un boliche, fotos con armas y arrebatos violentos en un hotel no fueron nada al lado de la orden de restricción perimetral que le aplico el juez Marcelo Goildbegr.
La medida fue tomado luego de una denuncia de su ex pareja, Melisa Tozzi, que en su momento declaró que el jugador le pegó una “piña”, le “astilló tres dientes” y que también intentó “ahorcarla” y agregó que “se pone agresivo cuando está alcoholizado” y que “es una persona cuando está sobria y otra cuando toma. Toma todos los días, no se cuida”. Respecto de esta situación Angelici dijo (pese a abrirle las puertas del club) que “No me gusta su comportamiento cuando sale con sus amigos“.
Fin a la violencia de género pic.twitter.com/Mbisq6Tdz5
— riki centurion (@rickcenturion) 3 de junio de 2015
Enero 2018
Boca en boca de todos: El escándalo toma forma de grave de denuncia y el caso se agrava día a día. Todo comienza en la concentración del plantel a la que se hace presente el peluquero personal de los jugadores con dos amigas a la habitación donde se encontraban los futbolistas Wilmar Barrios y Edwin Cardona.
La situación se iba a tornar complicada luego de comenzarán a trascender diversos rumores que incluían armas, drogas y violencia. La situación que intento ser desmentida y encubierta por los protagonistas quedo expuesta cuando se empezaron a conocer los audios de los protagonistas tratan de “arreglar” la situación con disculpas y también con dinero. Lo que hace el cuadro aún mas grave es que la carátula de la causa pasó, en las últimas horas, de violencia de género a abuso sexual.
Lo concreto es que el club decidió apartar a los colombianos hasta que la situación se resuelva y que Guillermo Barros Schelotto no para de padecer a los jugadores conflictivos, primero fue Daniel Osvaldo que se terminó yendo del club tildándolo de “boludo”, luego fueron los juveniles Pavón y Silva fumando en “un vivo” de Instagram y se sumaría a eso los inconvenientes con la conducta del nombrado Centurión al que se siempre intento proteger ponderando sus cualidades futbolísticas ante todo.
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