El ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Walter Correa, sostuvo que la Argentina ya atraviesa un proceso de flexibilización sin necesidad de que el Congreso avance en una nueva normativa. “Ya de hecho hay una flexibilización laboral cuando la necesidad de trabajar impera”, señaló en Palabras más, palabras menos por La Cielo.
Según explicó, la urgencia de ingreso es tan profunda que “cuando un trabajador o una trabajadora va a un establecimiento para poder ingresar, no pregunta qué categoría le corresponde ni cuánto le van a pagar, sino el hecho concreto de trabajar”, lo cual redunda en que las condiciones de los trabajadores empeoren sin haber tocado una coma de la ley vigente.
Para Correa, ese fenómeno no es coyuntural sino estructural dentro del modelo económico actual. En ese marco, advirtió que “estas consideraciones son regresivas y es un modelo que ya se utilizó en los 90 y lo único que hizo fue incrementar la desocupación en el pueblo trabajador”. Afirmó además que la gestión de Javier Milei profundizó la tendencia: “A dos años de gobierno de extrema derecha se generaron más de 200.000 puestos de trabajo menos. Y esto no es una planilla Excel: son padres, hermanos, hijos, hijas”.
Una reforma renga
El ministro remarcó que el debate impulsado por el oficialismo se apoya en una representación incompleta del mercado laboral. La caída del empleo registrado, la expansión del trabajo por plataformas y las formas de subocupación “habilitan un caldo de cultivo para que la flexibilización se consolide”, coincidió con los entrevistadores.
Frente a ese escenario, sostuvo que antes de discutir nuevos marcos normativos debería abordarse la situación real: “Se genera una neocolonia… es una retracción, un preperonismo con trabajadores y trabajadoras sin afiliación y sin conquista”.
Correa también cuestionó el proceso político que rodea la reforma. “El gobierno es reacio totalmente a producir un hecho de discusión, de debate, de reflexión”, afirmó, contraponiendo la experiencia de la ley de teletrabajo, votada por unanimidad durante la pandemia. Según describió, la actual administración “no habla de trabajo, no habla de producción y menos de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras”.
En contraste, planteó que la agenda internacional avanza hacia la reducción de la jornada laboral. “En el mundo se disminuye la jornada diaria y semanal, y acá se plantea trabajar 13 horas continuas. No deben tener idea de lo que es estar atrás de un balancín o en una obra 13 horas”.
Para Correa, la discusión debe partir de la realidad concreta y del respeto al “factor humano”. De lo contrario, insistió, cualquier reforma formal llegará tarde: la flexibilización ya está ocurriendo.

